¡Qué cosa más agradable es
tomarse una copa de vino en buena compañía!,
y puede ser con amigos, con tu pareja, pero rodeado y acompañado de la gente
que amas.
Cómo se desarrolla una
conversación animadamente, ya sea seria, alegre o triste, sabiendo que esas o
esa persona que te escucha o que miras, te comprenda o no, esté de acuerdo contigo
no, te deja hablar y tú a ella la dejas
responder y exponer lo que tenga que decir o debatir sin violencia ni acritud.
Por supuesto, que si estás
leyendo un buen libro, o escuchando aquel disco que no te cansas nunca de
poner, o viendo tu programa de televisión o tu serie favorita, ¡Qué buena compañera es una copa!
También es costumbre de
hospitalidad, ofrecer una copa al vecino que viene a pedir algo o a comentarnos
algo que pasó, tranquilizar al nervioso, y ayuda, algunas veces, cuando tenemos
que dar noticias, ya sean buenas o
fatales.
Alguna vez sólo el agua está
presente en los negocios, pero otras acompañamos
las palabras y el trato con vino. En las celebraciones, ya sean bodas,
cumpleaños o efemérides, incluso en algunos entierros, es la costumbre comer y beber vino con las personas que acuden al sepelio del
conocido, ya sea pariente o amigo.
El vino, tomado con
moderación, aviva el ingenio, despierta recuerdos que creías olvidados, incluso
a los escritores o inventores de palabras y frases, les hace rellenar folios
que quizás de otra forma les resultarían negados (el terror a la página en
blanco); acuden a la cabeza las palabras
más fluidamente, se forman memorables frases y párrafos, y se hilvanan
virtuosos versos como si siempre hubiesen estados allí agazapados.
Otras veces, sin embargo, lo
que tomado moderadamente tiene un efecto positivo, se convierte en todo lo
contrario si nos embriagamos, ya que podemos herir al amigo, faltar a la esposa
o al marido, frustrar un buen negocio o perder un empleo, incluso acabar con
una buena amistad.
¡Ah! Y no os dejéis llevar
por los que se dicen entendidos aunque de verdad lo sean. Bebed siempre el vino
que os agrade en el paladar sin atender a precios, añadas o recomendaciones, y
sin discriminar los tintos, blancos, generosos y rosados. Vosotros decidís qué
os gusta y qué no, y sobre todo tenéis el derecho a elegir cuando tomar una
copa y con quien.
Y como estamos en el año
aniversario de la muerte del Genio de las letras, Cervantes, ahí va una famosa
frase del Quijote:
“Con queso y vino se anda el camino, amigo Sancho”.