Era un cualquier caluroso día
de agosto, y mis nietos que pasaban unos días con nosotros, salieron al jardín
a jugar y a respirar un poco la poca brisa que soplaba proveniente de las
costas de Huelva.
Llevaba Santi un rato
meciéndose en el columpio, cuando a gritos empezó a llamarnos diciendo:
-“¡Venid! ¡Venid! Ahí hay
unos ojos verdes que me miran”.
Como es natural todos
acudimos a la llamada, y la primera en agacharse y ver qué había allí fue la
abuela, que dijo:
-”Hay un gato entre los pinitos”.
Fue a la cocina a por una
escoba para intentar que el gato se fuera, pues Olivia blanca y temblando, y el
pequeño llorando, se habían asustado bastante.
A pesar de los escobazos, la
gata no se iba, y además hacía frente como una fiera, hasta que ante la
insistencia, salió disparada hacia la calle, pero se quedó en la cancela
mirando hacia adentro, como esperando algo.
Mi mujer dijo:
-“Es extraño cómo se ha
puesto el animal, ¿Habrá parido?”.
Y efectivamente, vimos que
entre las ramas bajas había cuatro gatitos recién nacidos. Los pusimos junto a
la salida donde había estado la madre, y todos vimos cómo se fue llevando con
la boca, mediante un mordisquito en el cuello, a sus cuatro vástagos hacia una
casa deshabitada cercana a la nuestra.
Entonces y ya más tranquilos
los pequeños, les acercamos un cuenquito de leche, pero los pequeñines ya mamaban
directamente de las ubres de su madre.
Esa fue la gran noticia del
día, pues los niños lo estuvieron comentando en la piscina de la comunidad, con
todos los que quisieron escucharles.
Ahora Santi, que es el más
asustadizo, cada vez que va a salir a jugar nos coge de la mano y nos dice:
-“No hay gatos, ¿No?”.
A pesar del frío y del calor
y de las malas noticias de los informativos, donde vemos cómo intentan llegar a
la vieja Europa miles de migrantes con mujeres embarazadas y bebés, la
naturaleza sigue su marcha manifestándose tanto en personas como animales.
Demos la bienvenida al ciclo
de la vida y ojalá podamos dejarles algo de verde a nuestros descendientes, porque
a este paso, dejaremos una tierra arrasada.
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