miércoles, 22 de abril de 2015

Dura realidad

Hay veces, sobre todo cuando llega esta época primaveral tan estúpida y que este año en concreto es extrañamente anormal, que me entra un nosequé que me produce auténtica desgana de todo, y ¡Qué trabajo me cuesta cualquier cosa!, también escribir estas tonterías que pongo en mi blog.
                                                                  


Y no será porque falten temas en esta ¿trágica? realidad cotidiana que por lo menos a mí me amarga, con los cientos de ahogados en este mar al que llamamos Mare Nostrum y que ni es nuestro ni nos importa lo más mínimo, los ladrones de cuello blanco, traje y corbata que suben a la superficie como las impurezas en la elaboración de un caldo de puchero, los políticos diciendo nimiedades con gran palabrería en donde los quieras escuchar, persiguiendo conseguir tu voluntad para ser votados y para a renglón seguido olvidar sus promesas, las guerras que proliferan en África donde se mata a hombres, mujeres y niños en nombre de Dios o de los intereses más espurios, y todo lo demás que se os ocurra añadir, pues la lista de desgracias es interminable.
                                                                      


Pero dentro de mí ser ético y moral, surge la pregunta: ¿Hasta cuándo podemos aguantar esto sin tomar conciencia o por lo menos torcer el gesto? ¿Es posible que podamos seguir viviendo tranquilamente porque estas cosas no nos afecten en nuestro entorno más cercano?
                                                                       
   

Hay días que me voy a la cama con un sentimiento de asco, me encuentro sucio por no poder o querer hacer algo que mejore en lo más mínimo el mundo que heredaran nuestros hijos y nietos. ¿Podrán siquiera llegar a heredar algo ante todo este barrizal que nos asola?
Sin embargo, no será porque no se hayan creado instrumentos grandilocuentes para entendernos los hombres. ¡Para qué sirven si no intentan solucionar nada como no sea enviando bombas y muerte allá donde  se meten!
                                                                    


Asco me da, asco nos debemos dar ante toda la mierda en que hemos convertido esta tierra que fue siglos atrás, tierra de leche y miel.
Bueno, pues ya está; ya no  molesto más a nuestra mala conciencia. Pero no quejaros cuando la lengua de la desgracia larga y pegajosa os alcance. Y seguro que a alguno alcanzará y entonces gritará pidiendo ayuda, pues lo suyo creerá que es  prioritario ¿no?
                                                                        


Feria de Abril de Sevilla, 22 de abril del 2015


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