Somos muchos a los que hacer
cualquier cosa que no sea a lo que nos
dedicamos o lo que nos gusta y disfrutamos, nos cuesta un esfuerzo
sobrehumano, tanto, que a veces desistes ante el inapropiado cabreo por
considerarte un inútil, y ya no hablamos si intentas hacerlo medianamente bien.
Hay veces que me da
vergüenza llamar a alguien de la calle cuando tengo que colgar un cuadro,
arreglar un grifo que gotea, o cambiar algún foquito de los empotrados en el
techo del salón, por lo que casi siempre pago cara mi osadía con algún percance,
y causando además un empeoramiento de la
avería sobrevenida.
Cuando lees en la biografía
de alguna persona más o menos conocida, que domina varios idiomas, es físico,
matemático, astrónomo, y no contento con todo esto resulta que también es
médico e incluso doctor en nanotecnología molecular con varios libros
publicados, te quedas con la boca abierta y con la convicción de que eres poco
menos que un paleto o un auténtico animal.
Me sucede, que cada vez que
me pongo delante de la hoja en blanco para escribir cualquier tontería a la que
os tengo acostumbrado, empiezo y borro, para volver a pensar, escribir y
tachar, hasta que poco a poco va surgiendo algo medianamente legible, y sin
embargo leo a escritores o periodistas, que no hace falta que sean ni de los
mejores ni de los más consagrados, que escriben con una sencillez y formas que
me parecen mágicas si te los comparas.
Por eso muchas veces me
entra el desánimo y se me quitan las ganas de desahogar mis ganas de comunicar
mediante mi blog, y mucho menos seguir con el proyecto fallido de novela que
rompo cada vez que va por la mitad, pues constato que no aporto nada, ya que ni
está bien escrita, y lo que es peor, que tampoco se hacerlo mejor.
Todo el que diga que sólo
escribe o hace alguna actividad artística sólo para su propia satisfacción es
mentira, pues todo tiene como mínimo dos protagonistas: el que escribe y el que
lee, el que pinta un paisaje y el que lo contempla, el que toca un nocturno de
Chopin y el que lo escucha o cuanto menos el que lo sufre.
Por todo esto sí son
importantes las críticas, los pareceres, incluso los desacuerdos, y por lo que
veis soy inasequible al desaliento.
Gracias a todos por leerme.
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