Los periódicos y telediarios cada vez se parecen más a una alcantarilla, pues al asomarte solo ves y hueles mierda.
Se ha instalado entre nosotros un pasotismo tal, que ya nos indignamos solo de lo que nos pasa directamente a nosotros, sintiendo como normal la cloaca enorme que se ha instalado a nuestro alrededor.
Decía mi madre, que la culpa de todo lo malo lo tiene la prensa, “pues al publicarlo todo, la gente toma nota de cómo hacer cosas malas”. Nunca imaginé que esta ingenuidad de mi progenitora me pareciera hoy tan verdad, pues parece que hay una contagiosa epidemia de tropelías de todo tipo, no habiendo día en que no nos desayunemos con alguna nueva.
¿Es que lo moral, lo ético, lo correcto no existe en el comportamiento normal de nuestros semejantes en estos corrompidos tiempos?
Debido a todo esto, es por lo que veo a la gente cada día más desencantada de todo, pues no comprenden como con la que está cayendo y que aún más se nos vendrá encima, un puñado de sinvergüenzas viven cada día mejor y al que pillan, se resigna a pasar una temporadita en la cárcel para luego pasarse el resto de su vida disfrutando de los dineros sustraídos, bien guardados en paraísos fiscales, también llamados “Cuevas de Alí-Babá” o “Marbellas Club”.
¿Conoce alguien que algún chorizo de los que hoy inundan nuestra piel de toro haya devuelto algo de lo sustraído? Y os diré por qué no lo hacen.
Tienen los medios para reírse de la justicia, incluso “hay abogados que cooperan o se involucran en la continuidad de actividades delictivas”, esto último lo dice un juez.
Saben perfectamente que los años de cárcel, si es que llegan a ingresar en ella, serán como la cuarta parte de la sentencia, así que estas pequeñas vacaciones sin libertad, no son nada comparada con el resto de la vida en algún país poco escrupuloso con los delincuentes adinerados y a veces incluso quedándose aquí mismo, paseando sus “grandezas y heroicidades” por los programas vomitivos del corazón o del puterío de “ambos sexos dos”, como los llama mi amiga Rocío.
Y lo curioso de todo esto es que hay almas benditas que se rasgan las vestiduras porque la gente no va a votar, que denuncia poco porque no cree en la justicia, y hasta que duda de ir al médico, pues para morirse al fin y al cabo esperando una operación, confían más en los remedios naturales que los beneficios de los medicamentos genéricos a los que nos tienen sometido los recortes sanitarios.
Siempre se ha dicho que las buenas noticias no venden periódicos, pero hemos llegado a tal saturación de escándalos y desgracias, que tímidamente empiezan a aparecer algunos brotes verdes de encomiables acciones humanas; aumentan las donaciones de órganos, un supermercado quita el IVA a los alimentos de primera necesidad a los mayores de sesenta y cinco años, aparece vivo un niño sepultado por un desprendimiento después de diez días, las bolsas suben a pesar de las rebajas de las agencias de calificación, y no se cual más.
Hay otra que no sé si será buena o mala noticia: “A pesar de la crisis, aún no se ha tirado ningún banquero, constructor o político por la ventana”.
¡Cuánta razón tienes, compañero! Subscribo todo lo que has dicho.
ResponderEliminarUn saludo.