Confesaros que disfruto
jugando al póker, por lo que me bajé un juego gratuito en la Tablet para
medirme con varios contrincantes, y la verdad es que no se me da mal. Jugamos
en la variedad de póker descubierto.
Como sabéis, me gusta
observarlo todo y sacar consecuencias que sirvan en el día a día, y la verdad
es que las actitudes del juego se dan
paralelamente en la cotidianidad del tránsito por la vida, y os pongo ejemplos.
Está el jugador miedoso que
nunca arriesga nada, y sólo va cuando está seguro de que nadie le puede ganar,
y una vez conseguida la ganancia grande o pequeña, se retira a contar sus
fichas. Es una actitud cansina en que no se disfruta de un juego donde hay que arriesgar, aunque sin
hacer locuras.
Otro tipo de contrincante es
el que arriesga todo tontamente sin ver las cartas, por lo que casi siempre
suele perder, y hará lo mismo en la siguiente mano hasta quedarse a cero. Va de
loco por la vida, y no reflexiona en que su forma de ser puede traerle consecuencias
graves.
Está el que va casi siempre
de farol, esto significa que siempre miente, con lo cual es calado más temprano
que tarde y acaba retirándose cuando ya no engaña a nadie. Es el clásico fantasma,
del que todos conocemos alguno.
También en el ganar y perder
se nota de qué pasta está hecho cada cual. Está el que cuando pierde una
partida, a la siguiente avasalla apostándolo todo, y si vuelve a perder, suele marcharse
muy digno.
El que gana haciendo muchos
gestos de excesiva alegría con los
emoticonos, algunos, como llamando tontos indirectamente a los demás y
carcajeándose de ellos.Suele abandonar la partida inmediatamente después de
perder, (tras demostrar su supremacía mientras va ganando) para regocijo de los
que quedan.
¡Qué difícil es ganar, pero
qué difícil es saber controlar tu alegría para no humillar a nadie!
En el juego no hay ni
clemencia ni perdón; algo parecido con lo que sucede en el ámbito de una
empresa cuando hay varios elementos luchando por subir en el escalafón para ser
el indiscutible macho alfa o la hembra beta, y les da igual los despojos al
lado del camino mientras ellos hayan ganado.
La vida no es blanco ni negro,
ya que todos nos movemos casi siempre en los ámbitos intermedios. Quien no esté
preparado para los reveses o las
victorias, que sólo durarán un soplo, vivirá amargado y no disfrutará de las
pequeñas cosas, que son las que a la larga, nos darán un estado de felicidad.
¡Feliz verano a todos!
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