Como posible vacuna ante el bombardeo electoral y electoralista que nos rodea en estos días, y a pesar de que estoy acostumbrado al rifi-rafe barriobajero al que ya nos tienen acostumbrado, y a pesar de que todos prometen y prometen para olvidarse al día siguiente de su elección, estoy convencido que este sistema, la democracia, es lo mejor y más justo para gobernarnos, y más convencido uno que como yo, ha conocido lo que es una dictadura, donde sólo por pensar o disentir diferente a la ortodoxia del régimen, te metían en la cárcel.
Me quiero preguntar en voz alta para que todos lo sepan, cómo sería mi candidato ideal y al que votaría sin pensármelo dos veces, independientemente al partido al que pertenezca.
Por supuesto tendría que ser una persona honrada, y aunque esto es muy ambiguo, explico lo que para mí es una persona honrada.
El que no miente, el que ni roba ni ha robado, el que mantiene su palabra y sus promesas, el que es capaz de renunciar a lo suyo por el bien común, el que lleva una vida ejemplar en su entorno y fuera de él.
Otra virtud que le pediría a mi candidato es la credibilidad. Que defienda lo que dice y promete sin importarle agradar a este o a aquel grupo, cuando sus recetas y soluciones representen un bien común para la mayoría. Que no insulte ni ataque a ningún oponente, con verdad o sin ella, sino que se dedique a convencer con su programa, con lo que de verdad va a cumplir.
Que defienda sus ideas y su programa hasta las últimas consecuencias; cumpliéndolos.
Que defienda a las clases desprotegidas: Pobres, inmigrantes, niños desprotegidos, mujeres maltratadas, colectivos minoritarios, jubilados, desempleados, etc...
Preocupación por las políticas sociales y que provea recursos suficientes para lo público: sanidad, educación, medio ambiente, igualdad de género, investigación.
Que no haga recaer los mayores impuestos sobre las clases pobres y medias, sino que tengan que aportar más los que más tienen: grandes corporaciones, empresas tecnológicas multimillonarias, grandes fortunas, directivos y concejeros del Ibex 35, multinacionales, bancos y donde haya dinero en abundancia, penalizando el dinero negro, el fraude, la corrupción, “la ingeniería financiera”, los contratos fraudulentos y abusivos.
En resumen, le pediría, que fuera consciente de que se debe al que lo ha votado, que debe prevalecer el bien de las gentes y sus intereses, antes que los de su partido y al suyo propio.
Si, todo esto le pediría. Espero que me aportéis personas que puedan encajar en estos criterios.
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