sábado, 8 de enero de 2011

De tolerancia

Hace algún tiempo que quería decir algo sobre un tema que surgió el otro día en una de esas comidas familiares que duran hasta la cena. Me refería yo a Pamplona, donde a pesar de estar los nombres de las calles rotuladas en euskara y en castellano, y ser oficiales los dos idiomas a todos los niveles, yo escuchaba en la calle muy pocas conversaciones en euskara.

Me referí a que este idioma es más frecuente escucharlo en los pueblos navarros que limitan con el País Vasco y en poco más, a pesar de ser segundo idioma en las escuelas navarras.


                                                                                  
Me decía alguien de los presentes, que se veían colgadas de los balcones de Pamplona algunas ikurriñas y algunas pancartas con el mapa del país vasco-francés y Navarra unido al de Euskadi, como una reivindicación de la izquierda abertzale o de los nacionalistas o de quien sea.

Mi criterio al respecto es que cada cual tiene derecho a expresar sus opiniones políticas, religiosas o de cualquier otra índole. Le ampara nuestra Constitución. Lo que tú no puedes es imponer tus ideas a los demás con violencia, atentados, secuestros o extorciones. La libertad de cada persona empieza y acaba donde empieza la de otra persona.

Decía alguien: “Estoy dispuesto a luchar hasta la muerte porque puedas defender tus ideas, aunque no las comparta”

Tampoco podemos considerar a nadie terrorista por hablar vasco o catalán, aunque haya algunas personas que lo utilicen como arma arrojadiza contra los demás españoles y al contrario.

En mi opinión, también se tendría que poder estudiar en cualquier idioma nacional, siempre que también existiera la posibilidad de hacerlo sólo en español, que es una de las cosas que nos une a todos los españoles queramos o no. Es esperpéntico que en Cataluña sólo se pueda estudiar en catalán, como también lo es que para trabajar de funcionario tengas que conocer perfectamente dicho idioma.

                                                                          

¿Es justo que una persona perteneciente a las autonomías con idioma propio se pueda presentar a unas oposiciones en Murcia y un murciano no se pueda presentar en Barcelona si no sabe catalán?

Igualmente le preguntaría a cualquier parlamentario vasco que trabaje en el Parlamento Europeo, si allí también habla en euskara con los demás parlamentarios.

Tolerancia con todas las personas con que se pueda hablar y con las que no, hay que intentarlo por medios pacíficos, pero siempre seamos muy tolerantes.

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