Si te pones a cualquier hora
un rato a ver la televisión o a leer un
periódico cualquiera, verás que es raro el anuncio, tertulia o artículo de
prensa, que no incorpore palabras en inglés que muchos no entendemos, cuando la
mayoría de los vocablos tiene una perfecta expresión en español y pongo algunos
ejemplos: blog=bitácora, coach=entrenador, copyright=derechos de autor,
freelance=trabajador autónomo, influencer=líder de opinión, marketing=mercadeo
o ventas, online=mundo virtual, start-ups=nuevas empresas, test=cuestinorario,
looks=estilismo, y muchas, muchas más.
Tengo un amigo americano que
lleva veinte años en España y no habla nada en castellano, y cuando le pregunté
por qué no lo aprendía, me dijo que todo el mundo o casi le entiende bien, para
qué otra lengua.
El castellano tiene un
problema y es que crece demasiado lento, por lo que si tuviéramos que esperar a
que la Real Academia creara cada vez una palabra para cada termino nuevo que
nace, no podríamos comunicarnos.
Una de sus últimas palabras
en incorporar ha sido “amigovio”, cuando ya llevamos años llamándolo “fuck
friend” o “follamigo”.
Parece que el ser moderno
hoy en día implicara entre otras muchas cosas el dominar un segundo idioma, el
inglés. La modernidad nada entre las dos aguas de la sobreinformación a la que
estamos mal acostumbrándonos, porque no todo es de calidad, y el bilingüismo.
Si antes hablar inglés era
de pijos, hoy cualquiera en cualquier conversación lanza alguna muletilla en
inglés, sobre todo si se habla de moda, informática o de negocios y empresa,
aunque muchas veces ni se pare a pensar
el significado en español de lo que dice. Tanto es así que ya nadie
recuerda lo que es una americana, que ya en si llevaba implícita su
denominación anglosajona, porque esta ya ha pasado a ser una “blazer”, y vemos
como como el segundo sinónimo se ha tragado al primero, en menos tiempo de lo
que lo hizo “kleenex” a pañuelo.
Y la verdad sea dicha,
resulta muy curioso este giro hacia lo inglés en esto de hablar de moda,
perfumes o coches, porque precisamente América, ese continente que extiende sus
tentáculos culturales por todo el globo a modo de conquista hegemónica, es la
que menos pinta en esta industria, donde las grandes firmas (hacedoras y
deshacedoras de todo lo que consumimos a diario) son europeas, y ganan por
goleada francesas e italianas, y sin embargo pocos conceptos han trascendido de
estas tierras salvo el “prêt a porter” o lo “vintage”.
Le pregunté hace algún
tiempo a uno de estos “creativos” el porqué de estos vocablos en ropa, coches,
perfumes y demás, y me dijo que el público ve calidad añadida y modernidad
cuando en los anuncios salen estos términos que no entendemos aunque nos lo figuremos.
Y ya lo último son los
mensajes de texto, cuando te dicen un “OK” en vez de vale, un “bay” en vez de adiós o como lo que nos enseñaron
nuestros padres: “Vaya usted con Dios”.
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