Ya estaba otra vez sin saber
dónde dejo las cosas, y mi hija esperándome para recoger a los niños del
colegio. Menos mal que ya les compré golosinas esta mañana, sobre todo las
chocolatinas que le gustan a mi nieto.
Mi mujer, que en paz
descanse, siempre me reñía por lo mismo, y es que voy dejando las cosas por ahí
y luego, claro, como ya no tengo la mente como antes, pues a perder cosas. La
última vez las gafas para leer, hasta que me dijo mi nieta: “Abuelo si las
tienes colgadas del cuello”.
Veremos a ver; esta vez estoy
perdido, ya se acerca la hora de marcharme y no hay manera. Voy a repasar qué
hice este medio día.
Tampoco es que tenga la
agenda de un ministro, pero me cuesta acordarme de todo. Bueno poco a poco,
todo se arregla, o eso espero. A ver:
Vine del paseíto de la
mañana después de la partida de dominó con los amigos, me fui derecho a la
cocina a coger una tapita, pero no me acuerdo de qué.
Luego comimos, que fue cuando
tuve la discusión con mi yerno a propósito de la política y el nuevo partido
Podemos. Estuve viendo las noticias un rato en la tele y me tomé el cafelito,
para luego echarme en mi sillón de orejas a dar una cabezada. Y creo que ya
está.
Estoy perdido, sigo sin
acordarme y no puedo llamar a nadie para que me ayude, se fueron todos y me
dejaron solo.
Pues tengo que decir en mi
descargo que no estoy agobiado como otras veces, que esta vez estoy tranquilo y
sosegado, con una paz interior que hacía tiempo que no sentía.
Creo que ya sé, ahora que
veo mi cuerpo ahí en el sillón ya lo tengo claro. Qué bien que voy a reunirme
con mi querida compañera, pero que pena no haber podido despedirme dándole miles
de besos a mi hija y a mis nietos. ¡Los
quiero tanto!
Por una vez no puedo
recuperar mi pérdida, a mi querido y ya achacoso cuerpo. Cada vez lo veo todo
más lejano y borroso… pero a lo que me acerco… ¡Dios mío, era esto!
En Sábado Santo, y a 4 de
abril del 2015
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