martes, 29 de noviembre de 2011

Pongámonos en positivo, por favor

Es tanto el bombardeo de noticias, casi todas malas, económicas, políticas y sociales que recibimos diariamente, que nos sentimos apretados por una losa de pesimismo que bien pudiera inducirnos a perder de vista algunas grandes realidades que no vemos, cegados por nuestros propios y cercanos problemas personales.


                                                                              
Estamos sumergidos como país, queramos o no, en  la Europa Comunitaria. Aparte de los aciertos o desaciertos de nuestros propios gobernantes, tenemos que sufrir lo que se nos dicta desde las instancias europeas, lo cual limita sobre manera nuestro día de mañana más que el hoy por hoy, ya que al final los encarecidos prestamos que recibe el país lo tendremos que pagar los de siempre,  bien por la vía de impuestos directos o al consumo, bien con recortes sociales, etc., lo cual indudablemente nos hará perder calidad de vida.


                                                                                    
Dicho esto como preámbulo, quiero que desde la negrura en que nos creemos sumergidos, miremos un poco alrededor, pero saliéndonos de nosotros mismos y mirándonos como nos ven desde Sudáfrica, Argentina, India, Turquía o Nueva Zelanda.
España es una potencia económica en muchos ámbitos, aunque nuestra Prima de Riesgo esté  cerca de 500 puntos con respecto a Alemania, y además gozamos de una renta per cápita envidiada por gran parte de los países del mundo. (Buscar en Internet los datos económicos de España  en la Enciclopedia libre Wikipedia).


                                                                                 
¿A quién podríamos calificar como el “nuevo rico” del mundo? Sin duda todos apuntaríamos a China.
Pues bien, la renta per cápita de un chino es de 6.567 $, cuando la española es de 22.598$, todas las cifras referidas al año 2010, siendo China la segunda economía mundial y quizás la primera el año 2012.
Ni que decir tiene, que aunque los millonarios de este país sean muchísimos, la gran mayoría de chinos viven casi en estado de esclavitud, tanto por sus malas condiciones de trabajo, como por la falta casi total de beneficios sociales.


                                                                                   
¿Es comparable el nivel de China con la calidad de vida de nuestro país? Si quitamos dos o tres países del norte de Europa ¿Por quien cambiaríamos el nivel de la Sanidad Española? ¿Nos cambiaríamos por los Estados Unidos o por los ingleses? Yo desde luego no.
Y no olvidemos un dato. España sigue siendo la 12ª potencia económica del mundo y estamos tan integrados en la UE, que les vendemos el 73% de lo que producimos y le compramos el 67% de nuestras necesidades externas.
A pesar de un paro cercano al 22%, aquí nadie pasa hambre, aunque muchos se vean abocados a la caridad familiar o ajena. 
Yo, particularmente, no me creo las cifras del paro. En este país hay una economía sumergida, según fuentes solventes del estado y la UE, que cifran del 24% al 35%del PIB, unos 4,5 millones de trabajadores en situación irregular y que suponen el 5,6% del PIB.
¿Pides facturas cuando pintas el coche, empapelas tu dormitorio, arreglas los cuartos de baño o compras la leña para la chimenea? Todo eso va sin IVA y por lo tanto nos lo robamos del estado. Y ya no hablemos si nos tocase un buen pelotazo en la Primitiva, ¡lo que haríamos para evadir el máximo de impuestos!.
Por favor, tened fe e ilusión en el futuro y ganas de vivir el presente. Siempre sale el sol después de una tormenta, aunque esta dure meses. Sequémonos las lágrimas y empecemos a reír, aunque sea tímidamente, por nuestro futuro. Nosotros y nuestro Gran País se  merecen nuestro crédito.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Indeseada parentela


Todos estos años atrás, hemos vivido felices y contentos con poco o mucho dinero, con una suerte a menudo esquiva pero otras veces pletórica, sin imaginarnos ni por asomo, que un día no muy lejano vendría un indeseado pariente a fastidiarnos la convivencia familiar, las fiestas con los amigos y nuestros monótonos trabajos y quehaceres, sembrando  nuestra vida con desasosiegos, intranquilidad y aquellos viejos miedos que creíamos olvidados y que han reaparecido sorpresivamente.


                                                                                          
Este indeseado pariente lejano, de quien nunca habíamos oído hablar ni a padres, ni a abuelos, ni  a la demás cercana parentela, es la “prima de riesgo”.
Una mañana al levantarnos, o quizás fue una placentera tarde de una negra primavera  en la que en vez de golondrinas venían cuervos, apareció primero en nuestras televisiones, luego en los periódicos, y por fin en nuestra cotidiana  y descuidada vida , con tal fuerza y pesadez que ya nunca hemos podido quitárnosla de encima.


                                                                                   
¡Jodida “prima”, te podías haber quedado por todo el resto de tu hedionda vida con tu pu…madre!
Y es que todo lo ha pervertido: El trabajo, robándolo y expulsándonos al temido paro y provocando la pelea a muerte con nuestro crédito hipotecario, también nos ha fastidiao el médico, el colegio de los niños y hasta la cesta de Navidad que cada año nos regalaban en nuestra oficina como desagravio  por el atraco  a nuestra nómina.
Se acabó esta pequeña fiesta para algunos, pues los de siempre siguen viviendo como dios, mientras nosotros humilde clase media, nos deslizamos sin remisión hacia la más paupérrima de las estrechísimas situaciones pecuniarias.


                                                                                     
Que si los mercados no se fían, ¿De mí que no los conozco de nada?, que si los especuladores, ¿Yo que me pierdo hasta el comprar la bombona de butano el día que baja?, que si los bancos, ¡Si me cobran hasta el aliento que echo en la sucursal!
Conocemos a los culpables de todo, y sin embargo toda la carga de sus despropósitos, son para el humilde ciudadano de a pié; se llevan la pasta para ellos  arruinándonos a nosotros.
Dejemos que se desplomen los bancos, metamos en la cárcel a los especuladores que  quieren nuestra carroña, persigamos a los corruptos y que paguen el daño causado, y a los políticos…
No debemos ya acojonarnos por nada ni amargarnos, sino intentar que nuestro día a día sea feliz independientemente de quien nos gobierne, de quien nos riña desde Bruselas o desde Alemania, y si perdemos el trabajo o nos quitan el piso, alguien de entre la familia o los amigos nos echará un capote, pero no perder la sonrisa ni la paz interior. Eso es lo que desean los bárbaros del norte. Y repetir conmigo: “que le den por el culo a lo que suba nuestra prima de riesgo”.
No podemos estar en la cárcel y asustados.




En Zizur Mayor, a 19 de Noviembre del 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

OTAZU


El fin de semana pasado, con motivo del bautizo de mi nieto Santiago, nos hemos reunido aquí en Pamplona una parte de  la familia de Sevilla, lo cual hemos aprovechado para hacer  un poco de turismo y reírnos un rato.


                                                                                  
El viernes por la noche fuimos a una sidrería en la calle Estafeta 49-51, “chezbelagua”, donde pasamos una velada increíblemente divertida como podéis observar por las fotos.
                                                                              
Entre vasos de sidra, y copas de crianzas y de rosados, deleitamos un buenísimo bacalao en tortilla, chuletas  a la brasa y unas chistorritas al vino propias del lugar.


                                                                                 


                                                                                
El sábado por la mañana fuimos invitados a la Bodega del Señorío de Otazu, donde se presentaba un nuevo tinto del que íbamos a hacer una cata.
Aunque luego nos sirvieron unas chistorras, la cata solo la hicimos con vino, agua y pan, como mandan los cánones, ya que la comida enmascara el sabor del vino, de ahí que cuando se quiere vender un vino no demasiado bueno , pongan queso de aperitivo, de donde la frase “te la dan con queso”. 


                                                                              
El vino en cuestión era un Premium Cuvée, denominación de origen Navarra, con 14,5 º, de las fincas Atenea, Diana y Rita, y de la cosecha del 2007.
Con una edición limitada a 145.000 botella, elaborado a partir de uvas Tempranillo, Merlot  y Cabernet Souvignon y con 14 meses en barricas de roble francés Allier.
Nos enseñó las bodegas y dirigió la cata un nieto del fundador de la bodega, Javier, persona simpatiquísima y entrañable que nos hizo la visita inmejorable.


                                                                                  
Pasamos a catar varios vinos entre ellos este nuevo que nos pareció un vino de gran complejidad, con recuerdos a fruta fresca, especies y donde la madera está perfectamente integrada.
No sé con qué precio saldrá al mercado, pero nosotros nos lo llevamos a 5 € la botella.
Reseñar que la bodega es una maravilla que contiene una importante colección privada  de arte contemporáneo como reflejo histórico de sus orígenes, con obras de Manolo Valdés, Martín Chirino, Baltasar Lobo, Farreras y Xavier Mascaró entre otros.
Es la filosofía de esta bodega y una forma de ver y de mirarse.


                                                                        
Con posterioridad almorzamos en el restaurante Sarbil, situado en alto con vistas a los viñedos de Otazu y del rio Arga,  en el cercano y precioso pueblo de Etxauri, donde los chuletones a la brasa y el cochinillo que aquí llaman “gorrin”, hicieron estragos gastronómicos en la antesala del bautizo.
Ni que decir tiene que volvimos con el tiempo justo de ducharnos y tirar para San Fermín, donde bautizaban a Santiago.
                                                                                 
Páginas de interés: 
“chezbelagua”: www.chezbelagua.com
Bodega del Señorío de Otazu: www.otazu.co
Sarbil: www.restaurantesarbil.com
Etxauri: www.etxauri.info/es


En Zizur Mayor, a 15 de Noviembre del 2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

Soy "El Desastre"


A parte de nervioso soy muy atolondrado, me lo reconozco. Por eso me pasan las cosas que me pasan. Y eso que intento controlarme.
El día que cuento no fue un día normal, pero puedo presumir de que en mi desastroso expediente, había días si no iguales, muy parecidos.


                                                                                 
Había acabado en la Facultad de examinarme de Publicidad Creativa, y al entregar el examen tiré de la mesa del cátedro una pila de folios perfectamente ordenados hasta entonces. Apurado, le ayudé a recogerlos como pude entre excusas y las risas de los últimos examinados, pero al levantarnos los dos a la vez, nos pegamos un enorme y doloroso porrazo en la frente. Más risas de la concurrencia y más fuerte. 
Me disculpé y salí volando, no fuera a ser que me preguntara el nombre y se cagara en alguno de mis progenitores.
Había quedado en recoger a mi amada después de la prueba para irnos a tomar algo, así que me metí en el coche, aún nervioso por lo ocurrido, dispuesto a dirigirme hacia su casa.
Para empezar,  fui rodando un gran rato y al oler a quemado, me di cuenta que el freno de mano lo tenía echado. Dinero para el mecánico.


                                                                                   
Encendí un cigarro por ver si me tranquilizaba y seguí el camino callejeando con el coche, cuando a punto de girar a la izquierda en una calle bastante estrecha, el cigarro se me calló entre las piernas en el asiento. Tratando de cogerlo para no quemarme ni quemar la tapicería giré el volante sólo con la mente, con lo que metí el morro del coche en un salón de recreativos con gran estrépito, rompiendo la puerta de entrada y dejando el eje delantero del coche colgando de un escalón.
¡Joder la que se armó! Bajé del coche como pude para contemplar el morro destrozado, yo con una enorme quemadura en el pantalón y por supuesto  el interior del muslo en “carne viva”, lo que casi me hacía llorar.
Tal era mi desconsuelo, que se pararon los gritos del dueño del local y de la abultada concurrencia, que puse a mi favor.
Parte al seguro, llamada a “auxilio en carretera”, a mi novia… y yo qué sé. Con los nervios hubiera llamado hasta al 7º de Caballería.


                                                                                   
Una vez el coche camino del taller y mi novia riéndose de lo ocurrido, mis lágrimas no eran de desahogo por el siniestro, sino por el dolor inconsolable de la quemadura.
Ya tranquilamente acomodado en casa de mi futura, me quité los pantalones para curarme las heridas, y en eso estábamos ambos cuando llegó mi suegro que nada sabía de lo acontecido, por lo que empezó a pegar gritos amenazadores contra mí, e improperios contra su hija, ya que no nos dejaba explicarle la situación tan delicada en que nos había encontrado sorpresivamente.
Mucho tiempo después de pormenorizar todo lo acontecido, con mi suegra agregando exclamaciones que caldeaban un poco más el ambiente ya de por sí crítico y la mirada acusadora de mi suegro aún dubitativa, me pude acabar de curar la quemadura y ponerme los chamuscados pantalones,  saliendo de la casa con toda la dignidad de que fui capaz.
Me metí en el primer bar que vi y me pegué dos whiscazos como una catedral románica. Después de otro más, empecé a valorar mi situación y a pensar si valía la pena recomponerla. (Por cierto, uno de los whiskys lo tiré al suelo sin querer).
En eso estaba cuando sonó mi móvil, y mi novia me confirmó que era su hombre y que me quería a pesar de ser “El desastre”. 
La vida me sonreía y ya me preparaba para la próxima vez o las próximas veces que vinieran.