viernes, 31 de diciembre de 2010

San Silvestre 2010

Son las últimas horas del año y me voy a desahogar con tan cabrón año 2010. Enfermedades varias de mi familia, la muerte de mi madre, murió mi amigo-hermano Fernando, la hermana del Vita y acaban de operar de un cáncer de ovarios a mi cuñada Ana y para colmo nos han quitado la Caseta de la Feria de Abril. Puta mierda de año. Me cago en su puta madre y en todos sus muertos vivos y por morir.

Y es que a pesar de todo, la crisis económica no significa nada al lado de las desgracias personales, familiares o globales. Si tienes menos dinero te las arreglas como puedes, pero si el problema es una enfermedad ¿Qué pasa?

¿Que coño me importa a mí que la India, China, Brasil o Corea sean potencias emergentes, nucleares, y que su PIB esté aumentando al tropecientos por ciento, si en esos mismos países se muere la gente de hambre? ¿De qué coño estamos hablando? ¿De qué un pueblo se levanta o de que cuatro jerarcas se convierten en multimillonarios?

                                                                          
Estamos ante la última etapa de la debacle, de la desilusión colectiva, de que nos importe todo un carajo. Te pones la manta sobre la cabeza y que se acabe el mundo. Todo a la mierda. Bueno y ¿luego qué?

Si estoy muerto no me entero, si estoy vivo y no me despierto es que estoy dormido u inconsciente, y si no me quiero enterar ¿Pues qué pasa? Que os den.

Mierda de gente que se cree alguien por comprar cigalas o angulas para “fin de año” y luego les da asco darle una limosna al pobre porque tiene la mano sucia.

En los últimos cuarenta años no he tomado uvas, ni cava, ni nada que se le parezca en la cena de fin de año. No tengo nada contra los vinicultores, es que no me sale de… hacer lo que me dice nadie. Es mi forma de rebeldía.

Me cago en todos los “ZPs” y en todos los Rajois y compañía, cabrones políticos que solo miran a lo suyo. Yo os maldigo, guarros.

Con todo esto habréis comprendido que me jode tremendamente el “fin de año”. Pues sí.

No nos sirve de nada besar a la familia, ni a los amigos cuando dan las doce campanadas. Prefiero tener una buena relación con todos el resto del año, acudir al amigo que me pide ayuda o al sin techo que aunque no me cuente su problema, se que lo está pasando mal. A lo mejor mañana me tienen que socorrer a mí.

Y si no soy capaz de hacer nada de esto, me meto en mi casa y me imagino que estoy en los mundos de Yupi.

No sé qué me pasa, pero estoy acabando el año con ira, asco y con aborrecimiento, pero es que no lo puedo impedir.

Me da igual que entre el próximo año, es inevitable.

Por favor, no como este. Ayudémosle.



jueves, 23 de diciembre de 2010

Conquista

Si tú fueras la lluvia, la mar o el viento,

O mi arrogancia y mi verbo.

Si fueras algo de mí, mis manos o mi cuerpo,

¿Seríamos algo parecido a un engendro?

Siempre el mar, siempre el viento.

Siempre el bosque de tus sentimientos, (sueños)

Buscarte fuera del lugar,

Fuera de cualquier contexto, o de cualquier tiempo.

No sé si te fuiste de allí

Y así impedir nuestro encuentro.

Algo tuvo que haber

Cuando el abrazo llorabas

Y en mis hombros mojabas el chaleco.

No me respondiste mal,

Ni rechazaste mis besos.

Fui atrevido lo sé.

Gracias a eso te tengo.
 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Los Reyes Magos del recuerdo

Para los niños era el día más esperado del año, el día de Reyes. Antes creíamos en los Reyes, no éramos tan republicanos. Entonces no se celebraba Papá Noel el 25 de Diciembre, bendito sea Dios, sino que sólo había regalos el 5 de Enero por la noche, que era cuando los niños creíamos que los Reyes entraban a las casas con los enormes sacos de juguetes y se los dejaban a cada niño en función de lo buenos que hubieran sido en el año. Algunas veces nos dejaban también a los malos y rebeldes. También había costumbre de dejar los zapatos en el balcón para que los llenaran de caramelos. Los pobres les metían cartones dentro para que los caramelos no se cayeran por los agujeros de las suelas, aunque pocas veces había allí caramelos. "Cuando veas a un pobre comerse un pastel, uno de los dos está malo".

                                                                               
Todo empezaba al principio de las Navidades con la Carta a los Reyes, donde se les explicaba a sus majestades cómo habíamos sido durante el año y todas las cosas que queríamos que nos trajeran. Dichas cartas, eran echadas al correo o entregadas en mano en algunos de los muchos sitios en que se ponían sus enviados. Las mías casi siempre se perdían antes de llegar a su destinatario.

Así era corriente ver, a la entrada de jugueterías o en algún Portal de Belén, a un Rey determinado que te sentaba en sus rodillas y tú le dabas la carta y le anticipabas algunas cosas. El te daba caramelos y si querías te podías hacer una foto con él. Por supuesto del fotógrafo profesional que allí había.

Ese mismo día cinco, salían Cabalgatas de Reyes en casi todas las ciudades de España y en algunos pueblos. Los niños iban con sus padres a verlas y a poder coger algunos caramelos de los que tiraban desde las carrozas. Yo me quedaba en el negocio familiar que vendía precisamente eso, caramelos.

                                                                             
En algunas familias era tradición comprar ese día el Rosco de Reyes y que era de masa, o sea que entonces no se rellenaba de ninguna cosa, solo llevaba un regalo en el interior y daba suerte al que le caía en el trozo.

Ni que decir tiene que ese día los niños nos acostábamos temprano, pues sus majestades podían llegar en cualquier momento. Era en ese momento cuando los padres, entre copitas de anís y mantecados iban colocando los juguetes a los pies de la cama de cada niño, o en el salón de la casa con carteles para que cada uno supiera que era lo suyo. Yo siempre lo mío, lo distinguía de lejos.

Siempre nos dormíamos con la duda si ese año nos traerían carbón, que era lo que le dejaban a los que se habían comportado mal.

Ya os podéis imaginar cómo eran los amaneceres del día 6. Cuando ya se veía claro nos levantábamos a ver qué nos habían traído. Normalmente todas las caras eran de felicidad, porque ¿Quién no ha disfrutado haciendo feliz a un niño? Y sobre todo ¿Quién no ha sido niño?


lunes, 13 de diciembre de 2010

Las Navidades de antes

Recuerdo las Navidades de mi niñez, como algo que poco tiene que ver con las actuales, quizás fuera el ambiente de compras, pues no había ni muchas cosas, ni mucho dinero, la televisión machacaba menos con perfumes y colonias, pues casi nadie teníamos tele, era todo como más sencillo.

En primer lugar se empezaba el arreglo de las calles, se montaban los belenes (Aún no había llegado el consabido “árbol”), siempre después de la Fiesta de la Purísima, esto es sobre el 10 de Diciembre.
                                           
                                                                            
Las únicas calles que iluminaba el Ayuntamiento eran las del centro, pues es donde se concentraban la mayoría del comercio y por supuesto bastante más pobretonas que ahora, que a pesar de la crisis, montan los alumbrados artistas ilustres y en su mayoría extranjeros.

Proliferaban los Coros de Campanilleros, que iban de casa en casa y por las plazas de ciudades y pueblos, cantando villancicos de “toda la vida”, y por supuesto ninguno en inglés. Se hacían concursos callejeros y radiofónicos de estas agrupaciones que formaban vecinos, hermandades, gremios y colegios.

                                         
                                                                              
La cena de la Noche Buena, el 24 era eminentemente familiar. Los novios y las novias cenaban cada uno en su casa y lo más que se hacía esa noche, era ir a la Iglesia cercana, a las doce de la noche para celebrar el nacimiento del Niño Dios, la consabida Misa del Gallo.

La cena era la mejor del año. En mi casa que no éramos ni pobres ni ricos sino todo lo contrario, mi madre ponía unos entremeses, entre los cuales el jamón, que era el único día que se veía en nuestra mesa. De primer plato hacía una exquisita sopa de mariscos con pescadilla y chirlas y de segundo el pollo de pueblo que nos mandaban cada Navidad para la ocasión. Todo se acompañaba de vino de Jerez para los mayores y refrescos para los niños. Luego venían los mantecados, polvorones, alfajores, roscos de vino y turrón del duro y del blando. Aún no habían llegado los “Ferrán Adriá” de las Grandes Superficies a vendernos treinta o cuarenta sabores diferentes. Se solía rematar con una copita de anís o de coñac.

Ya el día 25 era más de compartir con la familia política y los amigos, donde se remataban los restos de la noche anterior. Normalmente con los del pollo de la víspera y un buen refrito, se hacían magníficos arroces o se hacía un buen guiso de patatas “laureadas”.

Luego venía el Fin de Año, que ya era una fiesta más de calle, sobre todo para los jóvenes. Después de cenar con sus padres, se ponían sus mejores galas para acudir con amigos, amigas, novios y novias, a fiestas que organizaban en alguna azotea o en algún local alquilado, adornándose todo con bombillas de colores y banderolas. El equipo de música era el antiguo “pickup” o giradiscos, con los éxitos del momento en vinilo, los cuales se rayaban con mucha facilidad, porque los ponía el feo de la reunión. De beber, refrescos, anís del Mono o coñac Fundador y para picar, mantecados que cada uno traía de su casa.

                                                                                  
Normalmente era en estas fiestas donde se conocían las parejas que después de un largo noviazgo llegarían al altar. Eran muy raros los matrimonios civiles.

¿Era aquello mejor o peor que lo actual? Yo reservo mi opinión, pero recuerdo con mucho cariño aquellas Navidades de antes.

En mi próximo relato, hablaré de “Los Reyes de antes”.



miércoles, 8 de diciembre de 2010

Renacimiento de la vid en Villanueva del Ariscal



Ya he comentado en otras ocasiones, como esta bendita tierra de Villanueva va renaciendo en una de sus más ancestrales labores del campo: El cultivo de la vid.

En unos casos por economía, ya que actualmente se vende el litro de mosto a 2,50 €, a lo que no se vende ni el vino fino, ni la solera, ni el Pedro Ximénez.

En otros casos constituye afición en personas jóvenes y no tan jóvenes, que de un trozo de campo con vides o comprando la uva requerida, la pisan y llenan 300 o 400 botellas para su familia y amigos.


 
Días atrás me invitó mi amigo Manolo Silva o como se le conoce, Manolo el del “Leo”, a llenar unas botellas del mosto que había pisado para su consumo. Ni que decir tiene que fui a su casa y en la bodeguita llenamos alrededor de 300 botellas de un magnífico caldo que había fermentado en grandes recipientes de acero inoxidable. Hay quien prefiere los barriles de madera, pero esto tiene el inconveniente de que el vino se estropea con cualquier pequeño defecto en el tonel o en cualquier bacteria que haya quedado a pesar de su limpieza anterior.

                                                                           

Catamos el magnífico mosto acompañado del tradicional tostón con huevos y unas magníficas caballas a la brasa de la chimenea que nos calentaba.

Unos días después, y aprovechando que venían unos amigos de Marchena con mi sobrino Eduardo, organizamos un arroz con perdices y una cata ciega de mostos del Aljarafe en la taberna de mi amigo “El Coco”. Degustamos mostos de Espartinas, Umbrete, Provincia de Huelva y por supuesto el del terreno nuestro.

En total fueron siete mostos y una vez puntuados todos, el que más gustó fue el de Manolo el del “Leo”.

Y como postre nos invitó a una copita de una “mistela” de cosecha propia. También ha hecho este año cava y cerveza, ayudado de su compadre que es el químico que lo orienta.

                                                                              

Por cierto que mi amigo “Coco” lleva viento en popa la preparación de sus tierras que en poco tiempo plantará de cepas escogidas de la variedad de uva “garriga”.
 Esperemos poder probar en dos años el resultado de tanto trabajo y tanto desvelo.

Os recomiendo que aprovechéis estas Navidades y vengáis a ver “La ruta del Belén” y a degustar nuestros caldos recorriendo nuestro pueblo. Os encantará.

martes, 30 de noviembre de 2010

Miserables escualos

Estamos en un tiempo en que un día sí y otro también y a todas horas y en todos los medios de comunicación se habla de crisis económica. Unos le echan la culpa a los políticos gobernantes, otros a los empresarios, otros a los sindicatos y otros a los trabajadores.
 Los mercados suben el precio de la deuda-país a los españoles y portugueses, y nos amenazan con la bancarrota aparte de arruinar a griegos e irlandeses. Son insaciables.

Pero hay que investigar quienes son “los mercados”.


Habría que saber cuáles son las empresas bursátiles y los intermediarios financieros que están especulando con nosotros, saber el nombre de estos individuos, donde viven y quien es su familia y a qué colegios van sus hijos.

A estos especuladores escondidos en sus atalayas de áticos abuhardillados de 300 metros o en chalés de urbanizaciones súper privadas, con tres coches caros en su garaje y vacaciones en las islas Vírgenes, los ponía en las colas del INEM o en la de cualquier comedor público y que les explicaran a la gente lo que ganan fundiendo a un país o asfixiando a las empresas sin darles créditos, para tener que cerrar y dejarlos a todos ahí comiendo de la caridad.

                                                                            
No. No tienen culpa los gobiernos ya sean de izquierdas o de derechas. Ellos no mandan. Es el Fondo Monetario Internacional, El Banco Mundial o El Banco Central Europeo quienes dictan las políticas que tienen que hacer los países: Ustedes la jubilación a los setenta, nada de subidas de sueldo y despido casi libre. Eso sí. Hay que seguir consumiendo para que no haya una inflación negativa y los bancos perdamos dinero y se estanque la rueda consumista. Eso si no privatizan la sanidad y nos cobran peaje por ocupar las aceras.

Me imagino a estos tiburones de las finanzas hablando con sus esposas e hijos a la hora de comer, contándoles cómo se acaban de cargar a tal empresa o a tal país y en cuantos millones han aumentado sus cuentas en Suiza.

Detrás de cada uno de estos actos despreciables hay gente que sufre, que emigra para poder darles de comer a los suyos e incluso quien lo ve todo tan oscuro que la desesperación lo lleva al suicidio.

                                                                            
Revelémonos contra todo esto. Empecemos por parar la economía. Un día sin consumo de nada. ¿Qué pasaría?

Retiremos nuestro dinero, por poco que sea, del banco. Devolvamos nuestras tarjetas de crédito. Retiremos nuestros recibos de luz, agua, gas y electricidad del cargo en cuenta. El que quiera cobrar que venga a mi casa.

Decía la teoría comunista que “la religión es el opio del pueblo”. No señor: El opio del pueblo es el consumismo que nos dirige hacia donde quiere y cuando quiere.

¿Hasta cuándo nos aguantaremos con todo?

domingo, 21 de noviembre de 2010

A mi amigo Fernando

Hace una tarde de perros. Llueve, hace un frío otoñal que, unido a mí desgana para escribir, me hacen sentir peor de lo que estoy.

                                                                            


El desgarro interior que tengo, solo es comparable a cuando te operan sin anestesia. Te planteas la mierda de vida que vivimos, aún creyéndonos que estamos en el paraíso, por el solo hecho de tener dinero para tomarnos una copa con la parienta o echar cincuenta euros a la lotería o los cupones, ver al Betis en el Plús del bar e irnos una semana de vacaciones a Canarias.
Aún sabiendo que no nos dará nada de felicidad continuada y que perderemos toda ilusión en el momento que pase. Y es que desde que murió mi amigo y hermano Fernando, nada es igual en mi vida. Mi depresión, ansiedad, unidas a una indolencia que nunca antes había sentido, me tienen como si hubiese tomado LSD.


                                                                             

 
Quiero llorar contigo tu ausencia, ¿Tu muerte?

Tú estás ahí aunque no te veamos, ¡Que importa si te intuimos y te sentimos cercano?

Tenemos una parte en ti y tú en nosotros, tú en mí sobre todo, ya que te siento en cada gesto que hago o en cada situación que vivo.

Cómo no recordar el verano que nos hemos pasado juntos, yo recogiéndote en tu casa para que no te asfixiaras porque no podías andar, e íbamos a comprar la prensa, a desayunar, e incluso a la Plaza de Abastos porque querías haces unos chipirones a la Riojana.


                                                                                 

Qué gran huella has dejado en nosotros, que gran vacío me has dejado. El último día que hablamos y te dije que me iba a comer la chistorra que había traído de Pamplona y me dijiste:” Si tienes cojones te la comes sin esperarme”. No amigo, la guardo para cuando nos veamos donde sea y si no, se la doy a quien sea pero no te preocupes. Ya compraremos otras.

Amigo, cómo no recordar tu risa y tu sarcasmo, tus improperios. Pero también tus carcajadas tontas y contagiosas, tus insultos benevolentes que nadie te tenía en cuenta, porque sabías decirlos.

Las Ferias de Abril que nos hemos tirado desde el medio día hasta madrugada, con flamencos, rocieros y todo el que se unía a nosotros. “Que nos quiten lo bailao”, que diría el castizo.

                                                                            
No me sale el grito roto que tengo en la garganta para anunciar tu muerte, amigo. No sé si seré capaz de ir a los sitios donde íbamos, porque siempre te echaré de menos.

No me quedan lágrimas, y se me ha olvidado la risa. Tu ausencia lo invade todo.

No se divertirme sin ti al lado, con tus medias frases y tus inoportunidades.

No. No puedo soportar tu ausencia, amigo, hemano.

AMIGO.

Donde quieras que estés guárdame un sitio a tu lado.

Te quiero hermano, te quiero amigo del alma, te quiero Fernando.

martes, 9 de noviembre de 2010

Mi amiga Chela

Mi buena amiga Viky, a la que yo llamo con cariño mi yerna adjunta, me envía este escrito sobre su amiga Chela. Esta persona maravillosa pertenecía a una ONG, era médico igual que Viky y murió en accidente de aviación en California cuando se dirigían a ayudar a personas menos favorecidas que la necesitaban. La conocí personalmente en la boda de mi hija y era un tremendo ser humano. Mantengámosla en nuestro recuerdo y que descanse en paz.


                                                                          

                                            Mi nieta Olivia con su madrina Viky   



                                                    Dicen que “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”, recuerdo la canción y un momento mágico en Aptos (California) cantándola sentadas frente al mar cuando todavía éramos estudiantes de medicina. Algo de cierto tiene el estribillo.

Cuando recibí la noticia mi sensación pudo ser parecida. La recuerdo como un dolor profundo, opresivo, la rabia, el llanto incontrolado, la negación y muchas, muchas más sensaciones que pasan por una sin control.

Pasados los días, la tranquilidad y la calma regresan para dar paso de nuevo a la vida, que continua.

Quienes la conocieron pueden decir de ella que fue una persona alegre, risueña, de las que se hacen querer; compasiva, solidaria, sensible, noble, leal, inteligente, honesta, emprendedora, soñadora y…. podría seguir describiendo así a una persona que muchos conocieron y quisieron.

Para mi Chela, mi Amiga (con mayúsculas) fue todo eso, pero sobre todo fue esa persona que camina a tu lado, más allá del tiempo en que la cercanía física es real. Formó parte de mi vida terrenal hasta que concluyó su viaje. Compartimos sueños, fantasías, inquietudes, experiencias y por ello siempre la echaré de menos. Procuraré llenar este vacío de recuerdos gratos de todo aquello que vivimos; porque recuerdos suyos tengo muchos.



Vickylona

                      

      

        

domingo, 7 de noviembre de 2010

Daños colaterales

Se habían casado muy jóvenes. El veintitrés, ella veinte. El trabajaba en una empresa de mensajería, ella en unos Grandes Almacenes. Desde siempre Andrés había sido muy celoso. La recogía por la noche algunas veces y si la veía entretenerse o charlar con alguien, ya estaba la discusión montada.

Sole siempre cedía convenciéndolo de que ella solo lo quería a él y que veía fantasmas, pero esos ataques de celos eran cada vez más frecuentes y el carácter se le hacía cada vez más agrio e insoportable.

Tuvieron un hijo al poco tiempo, pues ella pensó que cambiarían las cosas, pero vino a empeorarlas, ya que ella tuvo que reducir la jornada en el trabajo y el dinero les venía muy justo ahora.

Otro problema que tenían era que él nunca ayudaba en la casa, así que Sole tenía que organizarlo todo antes o después de su trabajo, lo cual era motivo de muchas broncas. Además él estaba envenenado porque decía que a pesar de llevar siete años en el trabajo, sus compañeros ascendían y él no.

Esto último lo hizo aún más amargado, y siempre lo pagaba con su mujer, haciéndola culpable de todo lo malo que le pasaba.


                                                                              

Un día empezó a llegar muy tarde a casa y casi siempre con copas y peor humor. Una vez que Sole le recriminó su actitud, le contestó una burrada y le pegó un tremendo empujón que casi la tiran a ella y al niño.

A partir de aquel día aquella casa se convirtió en un infierno, aunque el siempre le prometía a ella que las agresiones y los porrazos no volverían a pasar.

Llevaban casados seis años pero la cosa iba cada vez peor, de tal forma que ella un día planteó el divorcio después de que él le diera una tremenda bofetada delante de su hijo, que lloraba desconsoladamente sin saber muy bien a que venía tanta violencia.

Fue una separación tremendamente traumática, pues él no reconocía nada y todo se hizo a las malas con intervención de policía, jueces y abogados.

Ella se quedó con su hijo, y con la ayuda de los abuelos empezaron a salir adelante.

Un día fue a verla una amiga con su hija y mientras ellas charlaban los niños jugaban en otra habitación. Al rato la niña empezó a llorar y a llamar a su madre, diciéndole que el niño le había pegado. Al preguntar Sole a su hijo el por qué, este lo único que le dijo es que jugaban a los padres y que le había pegado porque ella era mala.

Ambas amigas no sabían que decir, hasta que Sole reaccionó abrazando a su hijo: No Juan. Los hombres no le pegan a su mujer, y si alguno lo hace se les denuncia a la policía porque no merecen tener una familia. Los hombres que pegan son malos.

Pobre niño. El daño que le había hecho el mal ejemplo de su padre ya estaba hecho y le costaría trabajo y sicólogos que se fuera para siempre. Los hijos imitan lo que ven aunque no lo comprendan.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Temores

Estaba perdiendo el tiempo

Casi soñando con algo.

Miraba adentro, sin ojos,

Solo podía plantearlo.

Superar fuego sin llama,

Nada podía apagarlo.

La mente en blanco y a oscuras,

¡Que es lo que estaba pasando!

Ya está huido tu miedo,

Están quietos los ruidos,

Y el pensamiento encogido

Mira las sombras de tus penas.

No pongas cara de asco

Porque siga entrando la vida,

¿Qué pretendes si es de día?

Si te enciendes de temores,

Tapa esa sombra cortada,

Con luna nueva de flores

Y no tapes tus vergüenzas

Que aún no llega tu hora,

Solo esperan tu presencia.







 
En Cizur Mayor a 27 de Octubre del 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

El deporte y yo: Historia de un "Crack"


El primer recuerdo que se me viene a la mente de esfuerzo deportivo, es cuando a los siete u ocho años jugaba a las “bolas” o canicas con mis amigos. Las bolas las había de barro, china, cristal y las más cotizadas eran de acero. Yo tenía una gran bolsa de todas, que iba subiendo o bajando en función de la suerte en el juego. Qué pena que no lo hicieran deporte olímpico.
Cuando tenía sobre once años, llegó a mi colegio de los Maristas, un hermano joven con ideas propias para fomentar el deporte. A cada clase nos puso un color de camiseta o blusa y empezamos a competir con otras clases en casi todo. Futbol, baloncesto, balonmano, balonvolea, hockey sobre patines, frontón etc. A mí me gustaban sobre todos el hockey y el frontón. De este último llegamos mi amigo Fernando Mihura y yo a ser campeones del colegio. Pero nuestro gran desengaño llegó cuando competimos fuera contra la Universidad Laboral, donde dos vasquitos de 1,50 m. nos dejaron en ridículo.


                                                                               
En hockey jugaba de portero porque no sabía patinar, pero no me colaban ninguna y mi clase llegó a ser la mejor en su categoría. Al empezar los partidos me llevaban entre dos compañeros a la portería y luego me recogían. Pero mi “amor propio” hizo que aprendiera a patinar, pues esto era una vergüenza. Por fin debuté en un partido de liga yendo yo solo a la portería entre los aplausos de mis compañeros. Pero fue un mal estreno, pues me metieron siete y al siguiente partido fueron once. En fin que ahí acabó mi trayectoria de campeón.
A los 16 años me dio por apuntarme en la Escuela de Remo, donde antes de tocar una embarcación me pegaban unas palizas de gimnasia y de carreras de fondo de 40 km. que me dejaban exhausto, pero que hicieron de mi cuerpo algo que ya después nunca tuve. Mis pectorales eran autenticas tabletas de chocolate que causaban admiración. Por supuesto que ya remaba como el mejor, pero como soy un patoso, un día al subirme al skiff lo volqué y se hundió en el río. Entre todos y con la ayuda de una grúa lo sacamos, Entre el “accidente” y que me fui a la mili acabé con los barcos.


                                                                             
En la mili fui campeón de tiro con pistola y cetme, pero ya a punto de licenciarme tenía que ir al campeonato de España en Zaragoza, por lo que empecé a fallar ya que no quería seguir en el ejército durante seis meses más. Estuvieron a punto de arrestarme al darse cuenta de mi fechoría.
Ya de mayor y trabajando, me invitaron un grupo de amigos a jugar con ellos en un equipo de futbol sala. Jugaba de defensa y como no sabía, daba mucha leña y siempre me echaban. Pero mi final fue un día que al despejar un balón en el pabellón cubierto, le día un gran pelotazo a un foco y dejó todo a oscura, lo cual aproveché para vestirme y huir antes de que me vieran y tuviera que pagar el desaguisado. Me dejaron de hablar algunos, pero bueno así es la vida.


                                                                                 
También volví a jugar a frontón-pala en el chalet de un amigo, donde al intentar recoger una pelota me metí en la pierna contra una maceta, que hasta me dejó un geranio en la brecha que me hice.
Me apunté en una Escuela de Tenis durante un año, donde el monitor me dejó por imposible.
Pero por fin ahora estoy triunfando en dos deportes sin esfuerzo físico: Dominó y ajedrez, aparte de internet, que suplen mi “pasión” y fogosidad por el riesgo competitivo.
¡Ha! Y por supuesto desde mi sillón estoy aprendiendo mucha teoría de todos los deportes, sobre todo de los de riesgo que me encanta seguir.

Te digan lo que te digan,
No te cortes.
Lleva una vida tranquila,
Mucho vaso y mucho pote,
Y que le den al deporte.


En Cizur Mayor a 25 de Octubre del 20010







jueves, 14 de octubre de 2010

De multinacionales y sinvergüenzas

Hay grandes frases que no por parecer verdaderas sentencias, quieren decir que sean verdad. Esa de que “la justicia es igual para todos”,” la muerte nos iguala al final” o la que viene al caso, “el que contamina paga”. Mentiras y mentiras y más mentiras.

Fijémonos en el último desastre ecológico y humano acaecido en Hungría. Una empresa dedicada al aluminio MAL, hasta el nombre le viene bien, que causa ocho muertos, más de 150 heridos, cientos de desplazados y un desastre ecológico sin precedentes en el sudoeste del país. Y que según las primeras informaciones conocían el peligro de rotura de la balsa contaminante, pero prevalecieron criterios económicos para no arreglar nada, y aunque su director está en la cárcel y pronto lo dejarán libre ¿Con cargos? , papá Estado ha comprado la empresa, con lo cual pagarán todos para que unos sinvergüenzas se salgan una vez más con beneficio.


                                                                                
Para colmo de contrasentido, contratan a un experto belga, Lindstrom, que estuvo en Aznalcollar (España), cuando el desastre por la rotura de otra balsa de la empresa Boliden, y que se fue de España sin abonar ni uno solo de los 240 millones de euros que costó la reparación de la balsa y limpiar de lodos el entorno de Doñana. De ellos dijo por el año 2002 la que fuera ministra Loyola de Palacios: “una empresa golfa, muy sueca pero muy guarra”.

¿Recuerdan el desastre de la plataforma petrolera del Golfo de México? Ahí la empresa responsable del desastre fue la multinacional inglesa BP. 20.000 barriles diarios arrojados al mar durante tres meses, y su principal directivo en un campeonato de golf. De golfos que eso es lo que son.

Y lo más gracioso de esto es que los políticos ingleses presionando al presidente Obama para proteger los intereses de BP, ya que las acciones de esta compañía estaban bajando mucho en bolsa.


                                                                            

Recordar el mayor desastre industrial de la historia. Bhopal, India. Fuga de 42 toneladas de isocianato de metilo de una fábrica de pesticidas de la compañía estadounidense Unión Carbide. ¿Les pasó algo a los responsables de tantas muertes y desolación? Se zanjó con una multa que me extrañaría hubiesen pagado.

¿Y los pozos de Kuwait incendiados en la primera guerra del Golfo en 1991? ¿Y el desastre de la Central Nuclear de Chernóbil, Ucrania, en 1986?

Lo más reciente lo ocurrido en la mina San José, en Chile, donde después de 69 días han sido rescatados los 33 mineros sepultados por la negligencia de la dirección, multada en varias ocasiones, pero que no tenían ni una escalera de escape pata los mineros en caso de derrumbe. También el Estado se ha hecho cargo de la explotación. Aún estarían allí si por la empresa fuese. ¿Quién pagará el rescate y las indemnizaciones?


                                                                                         

Por todo ello os digo que siempre el responsable y pagano de todas las tropelías de estos apandadores es papá Estado.

NOSOTROS MISMOS.

Es decir que nosotros que reciclamos nuestra basura, pagamos nuestros impuestos aunque nos bajen el sueldo, pagamos nuestras multas y circulamos sin una gota de alcohol, pagamos los desastres ocasionados por esa pandilla de sinvergüenzas de traje, corbata, maletín y jet privado.

Creo que es el momento de revelarse ante tanto atropello. Seguirles el rastro a los productos de estas estafadoras multinacionales y boicotear la compra de sus productos, ya sean manufacturados o de materias primas.

Lo único que le queda al ciudadano de a pié, son las pequeñas venganzas, aunque nunca estaremos seguros de si son justas o no. Si nos equivocamos le echamos la culpa al Estado.



En Villanueva del Ariscal, a 14 de Octubre del 2010

jueves, 7 de octubre de 2010

Ciudad Eterna

Ya estábamos en Roma, aunque era casi de noche y se veía poco. Larga caminata desde el avión hasta el autobús que nos llevaría a la Estación Términi, en el centro de la ciudad. El autobús nos dejó tirados en el lateral de dicha estación, mi mujer, yo y mi bastón, intentando localizar las maletas en el vientre del bicho. Llevábamos un planito perfecto que nos llevó al hotel sin tener que preguntar. A todo esto gente ofreciéndote taxis, hoteles, espectáculos y un largo etcétera, en fin como en cualquier gran ciudad que vive del turismo.

El hotel y la bienvenida perfecta, cesta de uvas en la habitación con tarjeta de bienvenida y los mejores deseos de feliz estancia. Y lo mejor hablándonos todo el tiempo en español.

Nos fuimos después de organizar un poco nuestras pertenencias a un barito cercano con mesas en la acera, donde picamos algo y brindamos con vinito de la casa.

No voy a hablar, solo lo imprescindible, de las obligadas visitas turísticas a esta ciudad para mí decadente; viejos edificios, esa luz violentamente mortecina del atardecer contemplando las cúpulas y tejados de esta capital del mundo cristiano y no cristiano, para creyentes y ateos. Nuestra cultura occidental creo que aportó al mundo tres cosas incuestionables: La cultura griega, el derecho romano y el cristianismo.


La ciudad da una imagen de suciedad al pronto, pero realmente no está sucia, es la cantidad de grafitis que lo cubren todo por debajo de los dos metros, incluidos trenes, autobuses y por supuesto el metro.

El Coliseo increíble. Lástima que fuera esquilmado durante siglos, hasta que los romanos descubrieron que se podía cobrar 16 € por una visita guiada de cuarenta minutos. Había hasta gente disfrazada de soldados, dispuestos a hacerse una foto contigo por la mísera cantidad de diez euritos. “Porca miseria”.

Lo más espectacular de Roma, las plazas al final de cualquier calle. No sabes dónde estás, pero el espíritu agradece esa belleza espontánea de esa placita desierta, solo con palomas bebiendo de la fuente más o menos cristalina, y alguna que otra pareja solitaria hablándose de su amor y sus promesas y proyectos.


                                                                            

Pero nada comparable con la sorpresa de ir andando por la noche desde Plaza de España por tortuosas calles llenas de bares con mucha gente y de pronto aparecer la Fontana di Trevi, solo precedida por el ruido del agua. Preciosa si no fuera por la gran acumulación de turistas de todas partes del mundo, que no te dejan muchas veces ni hacerte la preceptiva foto.

Bendita ciudad que te permite ver los tesoros Vaticanos fríamente, sin que te perjudique en tu titubeante fe de carbonero. La realidad es que es un “Parque Temático”. Una ciudad-nación de 700 habitantes, con los sueldos más altos de Europa, que no pagan impuestos, que su farmacia dispone de los últimos avances farmacológicos a precios de risa y donde hay una carnicería que dispone de la mejor carne de Italia. Privilegios y privilegios al lado de gente que no tiene nada, y que cada día sale a ver si consigue algo que dar a su prole.

Me sorprendió que apenas caían unas gotas de lluvia, aparecían montones de vendedores con paraguas de viaje. Donde se huele dinero rápido proliferan las ofertas más extrañas. Os contaré una anécdota.

Después de llevar una hora en la cola para entrar en la basílica de San Pedro, Pilar que el día anterior había pasado mucho calor en la visita al Coliseo, llevaba un vestido sin mangas, por lo cual no nos dejaban entrar. Una policía nos indicó que fuéramos hacia donde estaba la tienda de Recuerdos. En la puerta una señorita nos vendió por cinco euros un pañuelo para que mi mujer tapara sus desnudeces.

En todo el centro te sorprende que en las calles existan tantas pizzerías, gelaterías y hoteles. El resto del comercio, en su mayoría, chinos, pakistaníes, iraníes, rumanos y gente de todos los países del mundo. Aquí la inmigración la ves en todas partes.


                                                                                   
Los servicios públicos, autobuses, metro, trenes, funcionan espectacularmente bien. Vimos mucha vigilancia en todos sitios, y eso que nos avisaron de los frecuentes robos a turistas. Me agradó ver como cuando subías al autobús o al metro y me veían con bastón, me cedían el asiento.

Tenías que estar ojo avizor con las cuentas de comidas y de todo, pues como pudieran te la metían doblá.

Unos días inolvidables en esta ciudad súper organizada para sacarte el máximo dinero posible.

Ah¡ y en las librerías que visité sólo vi a una autora española: Nerea Riesco, con su libro “El elefante de marfil”, que allí se llama “A la sombra de la Catedral”. Tampoco los periodicos italianos nombraban absolutamente nada de España.

Por fin el domingo me pude comer un filete y nada ni de pizza ni de pasta.

Arivederchi Roma.



En Villanueva del Ariscal a 7 de Octubre del 2010

jueves, 30 de septiembre de 2010

Lineas de bajo coste (O así)

Íbamos a Roma invitados por mi hija, ya que había tenido la osadía de cumplir sesenta tropos de años, y aunque yo me había plantado en los cuarentas y casi todos mis amigos me habían alcanzado, seguían mirándome el D.N.I. ( Porca miseria), jodíos amigos.

Vuelo directo Sevilla-Roma con Rayanair, línea de bajo coste y de imprevisibles consecuencias para el sufriente. YO.

Me informé vía internet de las condiciones del vuelo:

-Maletas de cabina con el máximo de 10 Kg., incluidos bolsos, cámaras de fotos, y demás artilugios que un turista circunstancial suele llevar al viaje de su vida.

-Para pasar el control de seguridad, minúsculos botecitos de los mejunjes ordinarios para una limpieza corporal correcta.

-El que llega primero a la cola, a veces la fila es de seiscientos metros, coge el asiento que quiera en detrimento del más alto o el más gordo que te aseguro lo pasará fatal, ya que no podrá moverse en todo el trayecto.

-Nada de atenciones de la tripulación, ya que estas las tienen reservadas para quien paga. Incluso te miran con desprecio.

Te venden “rasca y gana” con promesas de miles de euros y coches deportivos. Los perfumes y joyas que te venden en el catálogo y que dicen un 35% más baratos, mentira. Mi mujer utiliza una de esas colonias y difiere en el precio 3 € a favor del Corte Inglés.



                                                                            

-No hay autobús ni túnel hasta el avión, estuvimos andando casi dos kilómetros y a subir por esas escaleras estrechas de los aviones en pista, con esa mirada de la azafata que te ve como un pringao.

Hago un inciso para dejar constancia de mi idea del “bajo coste”.

Yo pensaba que la empresa ahorraba en estas cosas:

a) Los pilotos al no haber podido entrar en Iberia, cobraban menos que estos y trabajaban más horas.

b) Los azafat@s al no saber más idiomas que el vernáculo, cobraban la mitad, ya que eran honrosos camareros aéreos.

c) Si no te dan ni agua ni periódicos ni toallitas ni nada, otro ahorro. (Solo te dejan mear, y ya están pensando en cobrarlo).

d) Pensaba que podíamos llevar algo cada uno y compartirlo: tortillas de patatas cortadas a cuadritos, empanadas gallegas, montaditos de lomo, chacinas variadas y cuadraditos de diferentes quesos, y que la tripulación solícita, iría repartiendo en sus carritos a todos sin importar quien había traído qué. En vez de latas de refrescos o de cerveza que son muy caras, litronas de todo en vasos de plástico, y por supuesto a un módico precio.

Pero no. La cruda realidad se impuso: Latas de cerveza o de refrescos a 4,50€. Agua 2,50 y si querías un bocata, de 5,50€ en adelante.

Íbamos de Sevilla a Roma y viceversa. Solo el piloto nos habló en inglés, que por lo visto hay que saberlo por cojones, las aeromozas solo sabían italiano, y cuando querían que nos enteráramos de algo te ponían una cinta grabada en italiano o en inglés; nunca en español. ¿A qué jode?

En el próximo relato os hablaré de Roma y...
Os tengo que contar muchas cosas. Aquí hay tema.





En Roma, a 23 de Septiembre del 2010