miércoles, 9 de junio de 2010

Un día cualquiera

Cuando más sueño tenía va mi madre y me despierta. No sé si sabría que eran las 7,30 de la mañana y casi de noche. Ahora que me gustaba lo que estaba soñando… Bueno, pues pondremos la mejor de las sonrisas y arriba.

Menos mal que mi desayuno ya está preparado.

Pero soy una maleducada que no me he presentado. Me llamo Olivia y ya soy mayor pues tengo quince meses y aunque todavía ni hablo ni ando, lo entiendo todo y con lo de andar no tengo prisas, pues me llevan en el carro o si es mi abuela, en los brazos. ¿Qué más quiero?

Ya estamos llegando a la Guardería, donde me dejan mi padre o mi madre que luego van a trabajar. Cuando ellos no están, me acercan mi abuela y mi abuelo. Y ahora a aguantar hasta las tres y media que vienen a buscarme.
                                                                                 
                                                                                

Y aquí me tenéis soportando al creído de Nacho que ya es “caminante” y se cree superior a todos. Ya me las pagará por quitarme mi silla favorita y los tirones de pelo. Le queda para ello el resto de su vida, aunque aún no lo sepa. También está mi amiga Ahinoa que es una presumida y le gustan todos mis vestidos, ya que mi madre tiene muy buen gusto con todo lo que me compra.

A ver hoy qué toca, si enfangarnos en pintura, en harina o en ducharnos en leche. Dicen que son nuevos métodos de educación. Más les vale, pues con la pasta que pagan mis padres son para que nos bañaran en champán y nos preparara la comida Ferrán Adrià y sus “quimio cocineros”.

Pero basta de quejas, pues os vais a creer que soy una desagradecida. Me lo paso bien con mis cuidadoras, sobre todo con Maite que siempre está mirándome por si los “depredadores” me atacan y aunque yo me sé defender hay que tener guardadas las espaldas.

También me quiere mucho Amaya, aunque esta me hace trabajar de lo lindo para que empiece a dar pasos y a pintar tonterías en la pared.

Hoy es un día especial, pues han venido dos compañeros nuevos: Carmen y Roberto. Los pobres tienen unas caras de susto, y eso que no saben lo que se les viene encima.

Tendremos que hacerles alguna novatada como también me hicieron a mí. Estos chacales me escondieron uno de mis zapatos y me llevé casi toda la mañana descalza, así que ya veremos qué le hacemos a estos.

Hoy al venir hacia aquí estaba nevando y todo era muy blanco y todo el mundo iba muy abrigado porque hacía mucho frío. Yo con mi bufanda que solo se me veían los ojos. Pero aquí en la Guarde se está muy calentito.

La tonta de Noelia me quiere quitar el puzle que estoy haciendo, así que me pondré a gritar como una histérica para asustarla. Mira como huye. Objetivo conseguido.

Bueno, dentro de poco vendrá el almuerzo, que a mí me lo dan la primera, pues si no cojo una rabieta que asusta. Me encanta toda la comida que nos dan aquí, aunque no esté tan buena como la que me preparan mi madre y mi abuela. Mi abuela me hace unas croquetas de chuparse los dedos, aunque a mí me gusta solo lo de dentro.

Después de la comida echaré un sueñecito y luego en un rato vendrán por mí para volver a casa y que me pongan en la tele el “Cantajuego” con lo que yo me quedo embobada.

Algunas veces, si hace bueno, me llevan al tobogán y a los columpios donde lo paso fenomenal.

Y ya para acabar el día me bañan y después de la cena a dormir otra vez.

El próximo día os traeré el cuento que me ha hecho mi abuelo.

Un besito a todos y os diré lo que me dicen a mí: Portaros bien con todo el mundo.

1 comentario:

  1. ¡Preciosa y divertida historia! Me gusta como escribes. Te animo a que lo sigas haciendo, ya que yo, por los avatares de la vida he tenido que aparcar esas ganas de escribir. De hecho hace mucho que no actualizo mi blog, al que por cierto te invito: www.lachispitadelavida.blogspot.com.

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