lunes, 6 de octubre de 2014

Testigo y plantado

Nervioso por aquella cita inesperada y prometedora, había llegado a la quinta planta del hotel en que se hospedaba donde estaba ubicaba la piscina y el bar que aún funcionaba al aire libre, pues aunque había comenzado el otoño, las temperaturas eran veraniegas.
Se pidió un whisky con mucho hielo y agua y encendió un pitillo, a ver si así se le aplacaban los nervios y superaba su persistente timidez, y con vaso en ristre empezó a pasear por la terraza, pues todavía era pronto para que ella llegara, ya que habían quedado a las 9,30 y faltaba bastante.
                                                                   

Estaba absorto en sus pensamientos, aunque pudo fijarse en un todo-terreno de lujo  que daba la tercera vuelta por la solitaria calle que miraba en un lateral del hotel, pero en esta última vuelta bajaron dos jóvenes, que con gran rapidez y precisión empezaron a forzar los coches aparcados sustrayendo todo lo que encontraban, sin importarles el sonido de las estridentes alarmas que fueron saltando en cadena.
Se lo dijo al camarero, pero al ver que este no actuaba, marcó el número de la policía para explicarles lo que estaba viendo, quedando estos en personarse de inmediato en el lugar.
Los “chorizos”, cargaron tranquilamente toda la rapiña acumulada de los vehículos, emprendiendo la marcha una vez subidos y acomodados sus ocupantes, sin que los “maderos” hubiesen aparecido.
                                                                    

La chica que había conocido en el ascensor, (¿Marta?, ¿María?, ¿Maribel?), ya se retrasaba cuarenta minutos,  pero ni esta ni la policía nacional aparecían  y ya iba por la tercera copa.
Por fin aparecieron los guardias, no la chica, en forma de un coche celular que se quedó mirando a los propietarios de los vehículos desbalijados, y por lo poco que pude oír, recomendándoles a estos que fueran a poner la denuncia, ya que el vehículo de los delincuentes estaba siendo perseguido. También aparecieron dos motos de la policía municipal hablando entre ellos en paralelo, de tal forma que una de las motos chocó con la trasera del coche policial cayéndose esta encima del otro agente y aprisionándolo y rompiéndole  algo, pues no se levantaba del suelo, por lo que se lo llevó una ambulancia que apareció de inmediato.
                                                                       

En este punto se desentendió del incidente, pues la damisela del encuentro fortuito no había aparecido, de forma que ya que estaba entonado, se marchó al bar de unos amigos a continuar la juerga en solitario.
Se le había olvidado ya totalmente el incidente del robo y el plantón sufrido, cuando leyendo la prensa local tres días después de aquello, se paró a leer la siguiente reseña:
Persecución accidentada
En la tarde noche de ayer, unos presuntos ladrones de coches fueron sorprendidos cuando desvalijaban varios de éstos, estacionados en una vía poco transitada. Perseguidos por la Policía Nacional y dos motos de Policía Local, arrollaron a una de estas con el vehículo de gran cilindrada que conducían los delincuentes, ocasionándole a dicho municipal doble rotura de tibia y peroné, por lo que tuvo que ser intervenido en el Hospital de la Virgen con pronóstico reservado.
Dicho vehículo perseguido resultó ser robado, apareciendo abandonado a 40 Km. de los hechos antes mencionados. La policía científica trabaja para identificar a los causantes de tan luctuosos sucesos.
                                                                       


¿Se equivocó la policía en algunos aspectos de dicho parte, o fue la sofocada imaginación del periodista?

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