Hoy
quiero pensar en voz alta sobre lo que nos está aconteciendo en
nuestra vida diaria y que nos ha agotado el margen de sorpresa, y
esto es el chorreo interminable y diario de la corrupción que nos
invade y que afecta a todos los estamentos de nuestra sociedad, o
debería decir nuestra “suciedad”.
El
españolito de a pié, actualmente no tiene razones objetivas para
sentirse de izquierdas, de derechas o de centro, ni siquiera en los
ultras ve soluciones medianamente claras.
Su
mentalidad política pasa por que quiere un trabajo estable para
poder sacar a su familia adelante, quiere una sanidad y una educación
gratuitas y de calidad, está convencido que tiene derecho a una
vivienda digna y piensa que lo demás es secundario, pues le da igual
que gobiernen partidos de cualquier signo, siempre y cuando respeten
sus necesidades básicas antes expuestas.
Y
el escenario por el que estamos pasando no es precisamente para
llenar de alegrías al ciudadano, pues ve que no solo no llega a lo
anhelado ni de coña, sino que todo, lo poco que aún le queda, se lo
recortan o simplemente se lo niegan, mientras una clase de
advenedizos individuos salidos de las mas casposas organizaciones
llamadas políticas o sociales, campan a sus anchas cometiendo todo
tipo de tropelías sin que nadie sea capaz de pararlos, pues aunque
algunos de estos imputados van a la cárcel y les obligan en algunos
casos a dimitir de sus cargos, el dinero sustraído o defraudado no
aparece por ningún lado.
Si
queremos un ejemplo lo tenemos en el casi terminado caso “Malaya”,
donde los responsable del saqueo al ayuntamiento de Marbella están
en la cárcel o a punto de entrar, pero de los cerca de setecientos
millones sustraídos, sólo 2,5 millones han sido recuperados por el
ayuntamiento, por lo que a los sinvergüenzas la privación de
libertad les sale a cuenta.
Pero
lo más curioso de todo esto es que la sociedad española es
tremendamente permisiva con la corrupción, pues partidos con sus
dirigentes en prisión o imputados por todo tipo de delitos, vuelven
a salir elegidos por los ciudadanos, y eso si que no lo entiendo.
Aunque
también es verdad, que últimamente están apareciendo en toda
Europa formaciones políticas de diverso signo, que con un discurso
“populista” según lo denominan las grandes formaciones, están
calando en el individuo medio que ya está cansado de que siempre lo
engañen los mismos y en las mismas cosas; total piensan:”Por
probar algo nuevo esto no puede empeorar más, puesto que ya está al
límite”.
Vi
el otro día un programa de televisión, donde preguntaban a daneses
y noruegos sobre si conocían algún caso de corrupción en su país,
y no debe haber muchos, pues no fueron capaces de nombrar ninguno ni
los más viejos del lugar. Pero sin embargo preguntaban a españoles
y nombraban un montón, y algunos demostrando que conocían en
profundidad algunos hechos. Normal, pues cada día nos desayunamos
con alguna noticia de este tipo que ya no nos causan sorpresa; si
indignación creciente.
Por
todo lo dicho, la próxima vez que haya elecciones municipales,
autonómicas, o generales, sólo pensaré en quien me cae más
simpático para que sea el que me robe.
“¿Podemos?”
“Más
vale ladrón reconocido, que candidato a enriquecer”.
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