(Dedicado a mi sobrino José Mª)
A punto de finalizar este
año, (¿Horrible? ¿Magnífico? ¿Puto año?), quisiera dedicarle estas letras a mi
querido sobrino José María Jiménez Pérez-Cerezal, también conocido en los
ámbitos familiares y artísticos como Chema, Charía, José Ciruelo, o Cerezal, este
último es como ahora firma sus obras para cabreo de su padre “El Triste”, que
le jode le sustraiga su apellido.
Lo primero que emana su persona es
bonhomía, con esa entrañable sonrisa que luce casi siempre, incluso para
hablar entre gestos nerviosos de su padecimiento, el síndrome de Tourette, que
no solo no le acompleja, sino que considera y es una parte muy importante de su
realización artística y manera de expresión.
Esta ternura que emanan sus
manos, se traducen en la vida, su vida familiar, con ese cariño tan especial
que siente por su ahijada-sobrina María, que como el mismo dice, “ella y yo somos
personas diferentes”.
Este fenomenal artista ha
pasado por varias etapas en su pintura, ya que tengo y conozco realizaciones
suyas de todas esas caras que conforman a un impresionante creador, y cuando le
preguntan sobre su inspiración o fuerza para realizar una pintura, siempre
responde que “reza pintando”.
Ha realizado carteles y
pinturas para una gran cantidad de hermandades y cofradías, cosas que no le han
aportado dinero, aunque si fama y prestigio, pero por desgracia de eso no se
mantiene al mamífero que somos, aunque algo ayudan los encargos privados y
otras realizaciones de nuestro Velázquez particular.
Últimamente ha tenido dos
grandes premios: El cartel de la Asociación de Belenistas, en donde ha pintado
al niño Jesús del Sagrario de la Catedral de Sevilla, y el de recibir el
encargo del Concejo de Cofradías para el cartel anunciador de la Semana Santa
de Sevilla del 2017. Sólo decir de este último proyecto, que al pedirle en su
casa de Valencina que me enseñara sus apuntes del proyecto, todo mi cuerpo
sintió un escalofrío, al adivinarle de qué iba a ir el impresionante cartel que
tiene en mente.
Felicidades sobrino por ser
la persona que eres. No cambies. Los que te queremos te queremos así.
Con los rezos de tus
pinturas, y además de alegrarnos nuestra vista, te ganarás el cielo a donde van
las buenas gentes; los genios como tú.
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