En estos días pasados donde
tan frecuentes son las reuniones, siempre surge algún tema que interesa a
cualquiera, pues todos opinan y todos discuten al defender su visión sobre lo
divino y lo humano de lo que se trata.
Y también es verdad que
siempre surge quien se cree en posesión de la verdad y tiende a descalificar a
los que no piensan como él o ella, cayendo a veces en grandes contrasentidos.
Presencié uno de estos casos
donde se discutía de la manía de los jóvenes y de los no tan jóvenes de mandar
mensajes telefónicos y whatsapp destrozando el lenguaje, pues simplifican
escribiendo los sonidos, sustituyendo la q por la k, o la x, o comiéndose
letras sin más al ¿escribir? una frase.
Sucedió, que el que más acaloradamente
defendía la ortodoxia al utilizar nuestra querida Lengua Española, dijo en un
momento dado: “Perdonad, pero voy a hacer “pi-pí””
Nos quedamos todos
mirándonos con risueñas caras, y el susodicho que se dio cuenta de que él
también caía en lo que criticaba, se puso cual maduro tomate gazpachero.
¿Por qué no llamar a las
cosas por su nombre aunque suenen mal a la mayoría? Decir “voy a mear o a cagar
al retrete”, no debe escandalizar a nadie, aunque una gran mayoría digamos “voy
a hacer cacas, o a dar de cuerpo, o a hacer po-po, o a ensuciar al cuartito, o
al wáter, o al escusado,” y los que hicimos la “mili” decíamos “las letrinas”.
Si, si, reíros. Pero ¿Es
mentira lo que digo?
Les pasa o nos pasa a padres,
titas, abuelos y demás, cuando nos dirigimos a los bebés de una forma que
creemos que nos entenderá: “Ajó, cuchi-cuchi, a que chí, guaguá, minino, abu,
pa-pa-pa, mami, nuá, bruchgmmmm..,” y un largo etc.
Hay otra realidad, y es que
a veces se dice tanto una palabra de esas, que con el tiempo se admite por los
doctos académicos en nuestro diccionario de la lengua, pero esto es otra
historia, al igual que la gran cantidad de anglicismos que usamos al llamar en
inglés, a algo que tiene su palabra exacta en nuestro diccionario.
Pero estad tranquilos, pues
eso pasa en todas las lenguas y es bueno, pues significa que hay permeabilidad
entre las diversas sociedades, razas, estados, etnias, continentes y hasta zonas
interestelares, si descubriéramos algún lejano planeta con especímenes parlantes.
Decir por último, que
conozco a montones de personas con títulos académicos que cometen faltas de
ortografía y que hablan como patanes, incluso algún escritor que hasta presume
de ello.
“Ay, por dió”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario