Era un día desesperado,
cuando faltándole el trabajo en donde siempre había vivido, tomó camino de un
caluroso país, donde los mares eran de arena y las gélidas noches estrelladas
pero la vida difícil y extraña, pues las costumbres y las gentes diferían
tremendamente con el lugar que él denominaba mi casa.
Todo le había pasado a la
vez: el divorcio de su mujer de siempre con la que tenía una joven quinceañera,
la pérdida de varios trabajos, y el fin de una etapa que quería olvidar lo antes
posible.
Se fue de jefe de
mantenimiento para la maquinaria pesada que se utilizaba en aquella obra
faraónica, y aunque estaba muy bien pagado, echaba de menos las anteriores
cosas de su vida, a su hija y sobre todo, se le hacía insoportable la soledad
de las noches en una zona acotada donde habitaban todos los obreros sin
contacto externo.
Algunos días lo pasaba en la
central de la empresa contratadora, asumiendo instrucciones y demandando
materiales para poder llevar a cabo su misión, que la realidad sea dicha, logró
envolverlo cual capullo de seda.
Pero el destino o la falta
de compañía hizo, que entablara amistad con una joven limpiadora que se reía
con sus cosas y se mostraba coqueta con aquel hombre venido no sabía de donde,
y al poco tiempo empezaron a frecuentarse en los ratos que ambos podían, y sin
saber muy bien cómo, acabaron viviendo juntos, tuvieron un hijo y la vida
volvió a cambiarle con la nueva situación.
A la vuelta al país ya
acompañado, se casaron y empezaron otra nueva etapa para él, pues con las
obligaciones con su primera hija y su nueva familia, siempre estaba trabajando
muchas horas diarias para que el dinero le alcanzara.
Tuvo un segundo hijo con su
nueva mujer, que por cierto, era veinte años más joven que él, y en la rutina
diaria comenzaron los problemas.
Ella tremendamente celosa,
ni quería oír hablar de su vida anterior, rompiendo todos los lazos con sus
suegros, cuñados y demás, incluso llegó a romper todas las fotografías que
encontraba de aquella pasada etapa.
La pareja empezó con
broncas y recriminaciones mutuas en
donde perdían los papeles, llegando incluso a las manos, y todo esto delante de
sus dos hijos de corta edad. En alguna ocasión llegó a intervenir la policía
por las denuncias que se interponían por cualquier motivo, pero aunque se
plantearon la separación, ella siempre lo amenazaba con llevarse a sus hijos al
país de ella, donde él no volvería a verlos.
En este ambiente fueron
creciendo los niños, siendo el pequeño tranquilo y estudioso, pero el mayor
empezó una escalada peligrosa. Al fracaso escolar, le siguió una violencia
casera por cualquier motivo, llegando incluso a la agresión física hacia su
padre y madre.
El instituto en donde
estudiaban ambos, no paraba de escribirles notas sobre comportamientos y prolongadas
ausencias del joven que ya contaba catorce años, por lo que decidieron quitarlo
de estudiar y que trabajara con el padre en lo que pudiera.
Tenía malas amistades que lo
metieron por los canutos que fumaba a cualquier hora, ya que al trabajo no acudía
casi nunca, pero ya llegó un momento en que al necesitar dinero para vicios,
cometía pequeñas fechorías y robos, en donde lo cogió por último la policía, pues entraron a robar
en un chalet con dos ancianos a los que
maltrataron y amarraron.
Lo condenaron a reclusión en
un centro de menores donde las cosas no mejoraron; en su casa no lo querían por
los continuos problemas y malos tratos contra sus padres, a los que llegó a
amenazar de muerte con una navaja de grandes dimensiones.
Así las cosas, inició un
peligroso camino de vida, donde empezó a ingresar en la cárcel de forma
intermitente por delitos contra la propiedad y contrabando de drogas, y estando
en un permiso penitenciario de una semana, huyó a través de Ceuta y con otro
amigo a Siria para ingresar en las huestes de ISIS (Así autollamado el estado
islámico), desde donde le informaron a los padres al año de la huida, que su
hijo había muerto en las cercanías de la ciudad de Alepo.
Sacad cada uno vuestras
conclusiones, pero este fue el camino de la corta vida de un terrorista
cualquiera.
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