Después de dos intentos de
investidura para presidente del gobierno, no se llegaba a ningún acuerdo para
gobernar, ni con partidos de derechas ni de izquierdas, ni ninguna otra
composición que acordarse pudiera, por lo que el rey, máxima autoridad del
país, pensó en que a esto había que darle una solución imaginativa para buscar
una gobernanza estable.
Habló con todos los líderes
en privado y discretamente exponiéndoles su idea para llegar a acuerdos en bien
del país, y aunque sabía que esta decisión bordeaba lo constitucional, se lanzó
a ello.
Entre los primeros cuatro
partidos más votados por los ciudadanos sumaban el 77% de los votos,
por lo que tenían sí o sí que llegar a un acuerdo de gobierno, por lo
que por indicación real se encerraron sus líderes en el Palacio Real del Pardo,
habiendo aceptado el compromiso de no salir de allí sin una solución de
acuerdo.
Decir, que Felipe VI también
se involucró más de lo conveniente, pero todos lo aceptaron como moderador de
aquella reunión, unos con más conformidad y otros de peor talante ya que se
sentían profundamente republicanos.
Todos comenzaron la reunión
exponiendo su programa de gobierno y sus “líneas rojas”, con lo cual y aunque pocas cosas les unían, empezaron por esas
mínimas cuestiones en que estaban de
acuerdo.
Todos estos líderes estaban
asistidos por dos personas de sus partidos, y con personal como si de un hotel
se tratara, pero sin grabadoras, ni móviles y sin televisión. Unas pocas
personas del ministerio del interior se encargaban de las comunicaciones
precisas y urgentes hacia el exterior y viceversa.
Costó mucho trabajo, pero
por fin pasados los días, se fueron poniendo en sintonía en muchos y variados
temas:
-Había que modificar la Constitución
en varios puntos: Convertir España en un estado federal que reconocería las
diferentes nacionalidades, que el senado fuese una auténtica cámara
territorial, que el sistema electoral fuese abierto para que el ciudadano
mandara sobre la elección del gobierno y no el partido, que el heredero de la
Corona pudiera ser una mujer, y aunque esto era lo principal, se quedó en que
si aparecía alguna otra cuestión se discutiría.
-Todas las leyes que
llegaran a la cámara se harían por consenso, incluidas también la derogación de
las que regían en la actualidad, empezando por hacer una ley de emergencia
social, Seguridad Social Universal, educación, ley de los trabajadores, leyes
de lo penal, reforma fiscal, y las que vinieran.
-Todos estaban de acuerdo en
una mayor integración en la Unión Europea, por lo que se proponían que
representantes del estado llegaran a los puestos donde se tomaban las decisiones.
-Se creaba un comité de
todos estos partidos para que permanentemente actuaran ante cualquier problema
que surgiera.
Pero lo más arduo vino para
elegir quién sería el presidente del estado en los próximos cuatro años,
durando las discusiones y las propuestas días y días, hasta que viendo que no
se llegaba a ningún acuerdo, el rey propuso lo siguiente:
Que cada líder propusiera
una personalidad política de fuera de los partidos, y entre todas se elegiría,
y si no se llegaba a ningún acuerdo, el rey tomaría la de mayor consenso entre
todas las propuestas. (Dejo a tu imaginación poner nombres a los candidatos y al elegido)
Todo esto sería por un
periodo de cuatro años, los ministros serían nombrados proporcionalmente a los
votos conseguidos por cada partido, el presidente sería como nunca una persona
decorativa que no se podría salir de lo acordado por los grupos del Congreso de
Diputados, y se estampó en un documento llamado "Los pactos del Pardo", que firmaron todos los partidos, siendo
de obligado cumplimiento.
Todo esto se comunicó a los
ciudadanos en radio, prensa y televisión, en periodos y lugares de máxima
audiencia.
Ni que decir tiene que el
90% de los ciudadanos lo aceptaron favorablemente.
Esperamos que acierten.
Mejor gobierno sería impensable.
Una utopía, Jose Manuel. En este país el dialogo y el consenso tienen mala venta. Iremos a otra elecciones y no creas que el resultado va a variar significativamente. Me temo que no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Opino, que si los partidos dejaran a un lado sus personalismos y actuaran en beneficio del país, iríamos hacia delante y ganaríamos todos, pues las leyes serían durables y no las cambiarían cada vez que alguien nuevo entrase en la Moncloa.
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