Hay quien opina que nacemos
libres, y quien dice que ya venimos a este mundo condicionados por muchas
cosas: genes heredados, raza, condición social, ambiente, educación, etc.
Pero lo que si hacemos a
partir de cuándo vamos creciendo, es dejarnos influir de forma no consciente,
sobre todo en los primeros años, del ambiente que nos rodea, de la religión de
nuestros progenitores, de la gente con la que nos tratamos o con quien nos
relacionamos más de cerca, de forma que así empiezan a aflorar en el individuo
las primeras emociones y sentimientos.
Estos pueden ser positivos,
como el amor, la solidaridad, la empatía, pero también pueden ser negativos,
como el odio, los celos, la tristeza etc., pero es indudable que nadie es indiferente a esta
fuerza que, aunque mucha gente crean que emanan del corazón, vienen del
cerebro, ya que nuestro corazón no es otra cosa que un músculo muy importante y
fundamental en nuestra envoltura, pero un músculo al fin y al cabo.
Todo este preámbulo viene a
colación para decir, que hay una gran diferencia entre la fuerza de las
emociones y sentimientos y la frialdad de la razón empírica, siendo esta por la que nos
deberíamos guiar, ya que esta es la que nos hace más sabios, más justos y más
solidarios.
Y en verdad que es difícil en
algunas ocasiones de nuestra vida, hacer que nuestra razón anule los
sentimientos o por lo menos que los ponga en duda, ya que más veces por
desgracia nos sucede lo contrario, por lo cual nos volvemos, casi sin darnos
cuenta, en seres manipulados, obcecados y hasta injustos, con lo que somos
peores personas, y la mayoría de las veces esto nos sucede sin darnos cuenta de
lo parciales que nos volvemos al hacer prevalecer nuestros sentimientos por
encima del sentido común.
De todos los sentimientos
negativos (malas emociones), emanan la mayoría de los conflictos entre los
humanos: Guerras, genocidios, hecatombes y desgracias sin cuento, que en la
mayoría de las veces sabemos cómo empiezan, pero que nunca valoramos
razonablemente en donde acabaran.
Es positivo tener
sentimientos (buenos), pero sólo la razón es capaz de imponerse en todos los
conflictos, sean de la índole que sean, y aunque algunas veces debemos escuchar
al corazón, otras es imprescindible pensar con la cabeza.
El corazón actúa por razones
que la razón nunca entenderá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario