jueves, 5 de octubre de 2017

Sentimientos y razón

Hay quien opina que nacemos libres, y quien dice que ya venimos a este mundo condicionados por muchas cosas: genes heredados, raza, condición social, ambiente, educación, etc.
                                                                   


Pero lo que si hacemos a partir de cuándo vamos creciendo, es dejarnos influir de forma no consciente, sobre todo en los primeros años, del ambiente que nos rodea, de la religión de nuestros progenitores, de la gente con la que nos tratamos o con quien nos relacionamos más de cerca, de forma que así empiezan a aflorar en el individuo las primeras emociones y sentimientos.
                                                                  


Estos pueden ser positivos, como el amor, la solidaridad, la empatía, pero también pueden ser negativos, como el odio, los celos, la tristeza etc., pero  es indudable que nadie es indiferente a esta fuerza que, aunque mucha gente crean que emanan del corazón, vienen del cerebro, ya que nuestro corazón no es otra cosa que un músculo muy importante y fundamental en nuestra envoltura, pero un músculo al fin y al cabo.
Todo este preámbulo viene a colación para decir, que hay una gran diferencia entre la fuerza de las emociones y sentimientos y la frialdad de  la razón empírica, siendo esta por la que nos deberíamos guiar, ya que esta es la que nos hace más sabios, más justos y más solidarios.
                                                                       


Y en verdad que es difícil en algunas ocasiones de nuestra vida, hacer que nuestra razón anule los sentimientos o por lo menos que los ponga en duda, ya que más veces por desgracia nos sucede lo contrario, por lo cual nos volvemos, casi sin darnos cuenta, en seres manipulados, obcecados y hasta injustos, con lo que somos peores personas, y la mayoría de las veces esto nos sucede sin darnos cuenta de lo parciales que nos volvemos al hacer prevalecer nuestros sentimientos por encima del sentido común.
                                                                    


De todos los sentimientos negativos (malas emociones), emanan la mayoría de los conflictos entre los humanos: Guerras, genocidios, hecatombes y desgracias sin cuento, que en la mayoría de las veces sabemos cómo empiezan, pero que nunca valoramos razonablemente en donde acabaran.
                                                                     


Es positivo tener sentimientos (buenos), pero sólo la razón es capaz de imponerse en todos los conflictos, sean de la índole que sean, y aunque algunas veces debemos escuchar al corazón, otras es imprescindible pensar con la cabeza.

El corazón actúa por razones que la razón nunca entenderá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario