miércoles, 13 de marzo de 2019

Desorientados

Vivimos en una época convulsa donde la gente anda desorientada, y no es para menos, pues si hoy desde Villanueva del Ariscal compran un cartucho de tinta para la impresora por internet, resulta que el cargo de su tarjeta Visa se lo hacen en Luxemburgo, el paquete viene de China, y la impresora es americana. 
                                                                

Si bajan las acciones de una empresa en Tokio, puede suceder que haya un ajuste de plantilla en Madrid o cualquier otra ciudad, o lo que es peor, que trasladen la empresa a otra ciudad o desaparezca del país (deslocalización). También sucede, que el agricultor que hoy está plantado su tierra en Almería no sepa, que el Mercado de Futuros de la City londinense ya le ha puesto precio a lo que va a recoger dentro de dos años. 
                                                                   

A todo esto, hoy le damos un nombre: globalización. Y no es ni más ni menos que las decisiones que hoy se toman en Nueva York, mañana repercuten en cualquier lugar del mundo. 
Todo este estado de realidades descoloca al más pintado, y la gente se siente insegura, y si ha perdido el empleo, o no lo tiene y lo busca desesperadamente, no te digo más. 
                                                                  

Esto hace que los menos jóvenes que han vivido otra época, que a pesar de los pesares no era mejor, la añoren y quieran volver a ella, lo cual es imposible, y se buscan enemigos entre lo que se nos antoja diferente: los inmigrantes, el feminismo, los colectivos de gais y lesbianas, los desempleados, etc., etc., cosas que por desgracia fomentan y publicita la ultraderecha más retrógrada, y no le importa mentir y prometer lo imposible, al ver su caladero de votos en esta gente desorientada e insegura. 
                                                                

La gente no necesita salvapatrias embusteros, la gente lo que necesita es que le solucionen sus problemas o le enseñen el camino para lograrlo. Las personas lo que demandan es una vida digna, seguridad en el trabajo, vivienda asequible, justicia igualitaria, mejoras en sanidad y educación, que no sean siempre las clases bajas y medias las que paguen los platos rotos de los poderosos, que el que la haga lo pague, y si ha robado, que no salga de la cárcel hasta que devuelva lo que se llevó de la bolsa común. 
También es necesario estar bien informados, y si vemos una noticia falsa o que nos parece, contrastarla con los medios de comunicación que nos parezcan creíbles. Yo, cada vez que me mandan una noticia falsa por WhatsApp o la veo en las redes sociales, siempre lo denuncio y digo si disimulos que es mentira, aunque esto me haya procurado algún que otro insulto de los de siempre, que sólo leen o se informan de lo que coincide con lo que piensan. 
Tened cuidado ahí afuera.  

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