jueves, 21 de marzo de 2019

El número dos


Es curioso pero normal, que, de un campeonato de la liga de futbol, o de la Copa Davis de tenis o del ganador de Eurovisión, sepamos quien lo ganó y quedó el primero, pero difícilmente nos acordaremos del que le faltó poco, pero que fue el segundo. 
                                               

En todos los currículos que se mandan, si se fue premio extraordinario de la carrera, o se quedó muy por encima de los demás en algo, se destaca, pero si quedamos rezagados de la cúspide y fuimos del montón, ni se nombra de pasada siquiera. 
“Hijo, estudia lo que quieras, lo que te guste, pero que siempre seas de los primeros. Si es así, no te faltarán oportunidades de trabajo” 
                                                  

¿Cuántas veces hemos escuchado este concejo a los jóvenes que empiezan sus estudios? Muchas veces. 
Y es verdad que, a mejor expediente académico, más masters y más idiomas y títulos en prestigiosas universidades, mayor atractivo tienes para los empleadores, pero esto por sí sólo no es suficiente en la vida para triunfar, sino que tiene que ir complementado con esfuerzo, ideas, y un sinfín de cosas que muchas veces no están en la mano del brillante muchacho. 
                                                   

Incluso hay entre este tipo de brillantes personas, gente que fracasa, que no es feliz con lo que hace, que las ansias por seguir siendo el primero le crean ansiedad y estrés, y le hacen fracasar. 
Sin embargo, conozco a muchas mujeres y hombres que nunca han brillado especialmente en nada, que se han abierto paso en la vida a codazos, que, si han fracasado en algo, se levantan y lo intentan de nuevo, sin que por ello se sientan peores ni mejores, y además son felices con lo que hacen. 
                                                   

Creo que el fin primordial que cualquier ser humano anhela, es ser feliz, poder desarrollarse como ser humano, tener un trabajo que le reporte satisfacciones y que cubra sus necesidades, pero que le permita disfrutar de la vida. 
Antiguamente solo el que cogía la profesión de médico tenía que seguir estudiando y preparándose toda la vida, hoy cualquier ocupación requiere que te recicles continuamente para no quedarte atrás, para mantener tu trabajo y no quedar rezagado. 
                                                   
 
Por eso creo que es más importante hoy en día aconsejar a los jóvenes sobre el medio para encontrar la felicidad; que disfruten con lo que hacen, que nadie le corte las alas al desarrollo personal, que lo disfruten y les satisfaga, aunque todo esto tropiece demasiadas veces con los intereses de las empresas, que en la mayor parte de los casos intentan exprimirte y sacarte todo el beneficio posible, y mientras es así, te miman, pero el día que ya no les interesas te dan la patada. 
No es más feliz quien amasa más riquezas, casas y coches, sino el que sabe disfrutar y sacarle partido a lo que tiene. 

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