Los primeros gritos de algún
pájaro mañanero, creo que un grajo, me semidespertaron aquel primer sábado de
septiembre, y ya estaba a punto de levantarme cuando empezó a sonar una
cacerolada, al principio pocos cacharros y tímidamente y luego ya en toda su
estridencia, para recordarme que eran los niños de la urbanización, que de
aquella forma tradicional, nos anunciaban la despedida de la temporada de
vacaciones y el cierre de las zonas comunes de la piscina.
Me uní al coro de niños,
madres y padres que recorrían “Las Casitas Blancas” despertando a los niños y
vecinos que se les pegaban las sábanas, para ya después un poco más tarde,
dirigirnos todos los que quisieran a desayunar en el chiringuito de la piscina.
Todos los críos y no tan
críos, ya estaban sentados en una larga mesa preparada al efecto, cuando llegó
Asunción, Margarita y Encarnita con los churros y el chocolate, y también una
botella de anís dulce para el que quisiera una copita para bajar la pitanza.
Muchos amigos en una amable
y distendida reunión, con la presencia del Sr. Presidente Esteban, del amigo
Juan alma del espectáculo nocturno, realización, guión y dirección, que a pesar
de su enfermedad dio un ejemplo de desinteresada colaboración.
Una vez finalizado el
desayuno, empezaron los diferentes juegos infantiles, organizados por nuestro
bañista Antonio, y con la aportación del material adecuado por Trini, pues a
través de ella, nos lo cedió el ayuntamiento de Villanueva del Ariscal.
Ya a partir de las diez de
la noche, empezaron las actuaciones de diferentes bailes, la proyección de
imaginativos vídeos de los niños y otros trabajos de los mayores, y por
supuesto un Noticiario de Las Casitas Blancas, realizado, dirigido y ejecutado
brillantemente por nuestro amigo Juan, finalizando el acto con entrega de
trofeos (con regalo especial para nuestro entrañable bañista Antonio),
diplomas, flores y el reconocimiento y aplauso del numeroso vecindario.
Como acto final nos reunimos
en una cena-bufet, cuyas viandas, bebidas y postres realizamos los propios
vecinos, brindando en reiteradas ocasiones por los presentes y ausentes, y por
que el próximo verano nos viéramos todos nuevamente.
Una Urbanización, “El
Ariscal”, o como la conocen en el pueblo, “Las Casitas Blancas”, que veo
renacer con todas las nuevas incorporaciones de parejas jóvenes que se han
integrado maravillosamente con los más viejos del lugar.
Desearos a todos, una
incorporación amable al nuevo tiempo de otoño: los niños a sus colegios, madres
y padres a sus trabajos, y nosotros los viejos a retomar nuestra rutina.
Enhorabuena por vuestro
ejemplo de convivencia y un abrazo a todos.
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