domingo, 8 de agosto de 2010

Olivia Coliflor (Dos)

Ya había cumplido tres meses y aunque hacía tiempo de su aventura con los Yerbitos, aún se acordaba de su primer y único encuentro.

Una noche que la habían dejado en la cuna y no tenía ganas de dormir, estaba pensando en ellos, cuando en una esquina vio a unos cuantos Yerbitos haciéndole gestos de saludo y se acercó.

¡Hola Olivia! Que grande estás ya, me dijo el alcalde.

¿Qué hacéis por aquí? Le pregunté yo.

Pues es que tenemos un problema y venimos para ver si tu nos puedes ayudar.

¿De qué se trata?

Pues verás. Tú sabes que nosotros vivimos entre la hierba y ahí hacemos nuestras casas y organizamos nuestra vida y ahora tenemos un peligro encima que nos haría desaparecer si a ti no se te ocurre algo para evitarlo.

¿De qué peligro me hablas?

Es que al parque donde vivimos, han traído unas máquinas para cortar el césped, según ha podido saber el Yerbito espía y además quieren echar unos líquidos para que no vuelvan a salir malas hierbas. ¡Es el fin!

Pues no sé en qué podría ayudar yo, pues ni hablo, ni ando, ni tengo autoridad para evitar esa catástrofe.

Ya sabemos de tus limitaciones, pero se nos ha ocurrido que si le hacemos un escrito a tu abuelo con la solución que se te ocurra, tenemos una posibilidad de salvarnos.

Bueno, vale. Pero dejarme pensar en la solución y mañana venís a mi cuna a la misma hora.

Y así fue como volví a ver a los Yerbitos, pero esta vez con un problema del que tenía que buscar la solución.

Se llevó todo el día dándole vueltas a la cabeza y casi sin ganas de jugar ni de comer, y hasta en la guardería le pusieron el termómetro porque, ella que siempre era muy risueña, parecía estar enferma.

Ya por la tarde en casa, viendo unos dibujos animados de “Dora la Exploradora”, se le vino una idea que quizás podía funcionar y solucionar el acuciante problema de sus amigos.

Esa noche me tomé el biberón entero y me fui a la cama a esperar a mis amigos, que por cierto, no sabía por dónde entraban.

¿Qué tal Olivia?

Estaban en la almohada y yo sin verlos.

¿Se te ocurre algo para salvarnos del desastre?

Pues veréis. Estaba yo viendo la tele, cuando se me ha ocurrido algo.

Como sabéis, la mayoría de los humanos estamos muy preocupados por el deterioro de la naturaleza.

Si lograrais plantar la zona donde estáis de todo tipo de plantas medicinales, quizás no nos tocarían esa parte del parque. Sería cuestión de que el Yerbito yerbero hiciera una lista y fuera a buscar muchas plantas de esas.

Si. Es una buena idea, pero ya sabes que nuestros carros van tirados por tortugas y ya sabes lo lentas que son. Mientras van y vuelven con las plantas ya habrá desaparecido el poblado, ya que no podremos parar las máquinas cortacésped.

Para eso se me ocurre otra idea. Escucha…

Y así fue como salieron carros y Yerbitos en todas direcciones a buscar plantas. Cada jefe de carro llevaba una lista de qué debía buscar y traer. Sabían que tenían que volver pronto, pues la existencia del poblado dependía de ellos.

Mientras tanto los empleados municipales habían intentado cortar el césped de la zona sur del parque, que era lo último que les quedaba por hacer. Pero se encontraron con las máquinas cortacésped averiadas y prácticamente desmontada todas sus piezas, faltando incluso algunas de ellas, con lo cual hubo de pararse la actividad totalmente.

A los dos días empezaron a llegar los primeros carros de la expedición repletos de muchísimas plantas: Achicoria, poleo, valeriana, tomillo, romero, regaliz, melisa, berro, reishi, serenoa y un largo etcétera de plantas empleadas en emplastos, pomadas, infusiones, maceraciones y jarabes, que a los Yerbitos les habían dado magníficos resultados.

En una noche toda la zona quedó plantada, hicieron un escrito para que el abuelo de Olivia supiera de qué iba la cosa y con quien debería hablar y se lo dejaron a Olivia en la cuna a la atención del abuelo.

Esa mañana, cuando el abuelo fue a la cuna de Olivia, vio el escrito y marchó al parque, corroborando que todo era cierto, así que se dirigió directamente a hablar con el Delegado de Parques y Jardines.

Este mostró gran asombro por todo lo que le contaba, así que se dirigieron los dos a la zona del jardín donde estaban las especies de plantas protegidas, constatando la veracidad de sus palabras.

Inmediatamente el edil, dio orden de que no se tocara esa zona y que se pusieran carteles prohibiendo que se pisara o se cogieran sin permiso.

También comentó que no entendía quien había desarmado las máquinas pieza a pieza, pero que esto había evitado cortar las especies medicinales.

A los pocos días volvieron los Yerbitos a mi cuna para agradecerme la feliz solución del problema y decirme que me estaban preparando una gran fiesta en mi honor.

Y rataplin rataplán, por ahora no se me ocurre más, así que ya está.

 

En Cizur Mayor, a 8 de Agosto del 2010

1 comentario:

  1. A Olivia coliflor le sobran ideas geniales porque es despierta, inquieta, muy bonita... cuando se cansa se apoya en el pecho de quien la tiene, es entonces un placer sentirla y hundir los dedos en sus rizos dorados. Debe ser entonces cuando inicia conversaciones con los yerbitos sin que nos enteremos.Su abuelo es otro personaje ciertamente tierno y a quien tengo el inmenso placer de conocer. Que no terminen las historias de Olivia coliflor...

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