viernes, 22 de febrero de 2019

Así, no hay quien viva


Hasta a las personas más pacíficas y desconectadas nos están sacando de nuestras casillas, con la inseguridad personal y el deterioro mental que toda esta barbarie exterior representan.
                                                                  


Los políticos insultándose unos a otros como verduleras, con perdón para el gremio, no para pelearse por los acuciantes problemas que padecemos los ciudadanos, (sanidad, educación, precariedad laboral, paro, dependencia, vivienda) sino por ver quien se sienta en la poltrona y se queda con los votos del espantado españolito, y además, no enciendes la tele sin que aparezcan unos y otros visitando sitios, que si no estuviésemos en perpetua campaña electoral, jamás pisarían.
                                                                    


Cada día te levantas con tiempo sobrado, porque no sabes hoy quien habrá cortado las calles o si los medios para acudir a tu trabajo no los podrás utilizar. Manifestaciones de policías, bomberos, médicos y demás personal sanitario, los trabajadores de la justicia, los jubilados, las feministas, los taxistas, los agricultores, los de cualquier empresa que pretenda la deslocalización de sus instalaciones, los  independentistas que tienen en situación de protestas permanentes Cataluña, los patriotas que protestan en la plaza de Colón, etc.…etc.…
Lo que aún no he visto son manifestaciones de periodistas. Se ve que con tanto jaleo están muy ocupados y todos trabajan.
                                                                          


Unos ciudadanos están implicados en estos desórdenes, otros con un  buenismo a prueba de bombas, lo contemplan con simpatía, y otros, los más, de mal humor permanente por el ambiente frentista que se respira.
Yo como jubilado, veo y escucho algunas tertulias en televisiones y radios, y es curioso ver como los mismos tertulianos se pasean de unos micrófonos a otros diciendo cosas contrapuestas, lógicamente, en función del que pague.
                                                                      


Pero ¿cómo vamos a entendernos las personas si ellos, los que mandan y que son pocos, no son capaces de fomentar lo que les une y dejar de lado lo que los enfrentan? ¿Es tan difícil que se sienten para hablar de nuestros problemas dejando de lado sus intereses espurios?
De verdad creo que esto no es tan difícil y es lo que desean todas las personas que componemos esta hermosa tierra, y puesto que no lo hacen, demuestran con sus aptitudes que no nos sirven.

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