Esto que expongo a continuación, lo leí en la celebración
religiosa de las bodas de Oro de mi hermano Eduardo y de Gari.
Reverendo padre Peinado, queridos contrayentes,
amada familia y amigos todos:
Qué trabajito nos ha costado después de cincuenta
años, seis hijos, y un montón de nietos casar a Eduardo y a Margarita, pero al
fin los hemos convencido, y eso que la parte femenina de la pareja no estaba
mucho por la labor.
Como no podía ser de otra forma, algunas gamberradas
me tendrán que soportar, aunque no sé si a estas alturas no se habrá dado
cuenta Eduardo de que el bolsillo derecho lo tiene lleno de hollín y que si el
zapato izquierdo le aprieta debería quitarse el corcho que le he metido. Menos
mal que tiene buen carácter para las bromas de su hermano.
A Margarita, como se ríe con buen humor de todo, no
le pasará nada, pues ya demostró en las
famosas guerras de tomates, huevos y petardos que organizábamos en su chalet, y
en la ducha que le di por la ventana del baño con la manguera de riego cuando
se quedó sin agua y le lloraban los ojos por el jabón; había que hacerlo, pues
no soporto verla sufrir. Su talante es envidiable.
Bueno y ahora va la parte seria.
Deciros que sois la envidia de los que hoy nos
encontramos aquí, pues cincuenta años son un camino muy largo para hacerlo en
la misma compañía.
Este recorrido, que seguro os habrá parecido corto
porque os queréis, indudablemente no habrá estado exento de resbalones,
tropiezos, caídas y también algunos accidentes,
que en vez de cortar o entorpecer la convivencia, os ha fortalecido para
seguir amándoos como el primer día.
Decía antes que a ti Margarita, no te había hecho
ninguna gamberrada, pero sé que si abres el bolso verás una mariposa que te
sobrevuela pero que no te abandona. Es el espíritu de tu habilidad para ser una
buena madre sin aflojar como esposa, es tu sentido del cariño cuando a cada uno
de tus hijos y nietos le das el concejo justo y tu sabia palabra de abuela, que
escuchan y atienden porque saben que es el tacto, el acierto y tu ternura lo
que dices cuando les habla.
No puedo soslayar lo que habéis significado para mi,
cuando de pequeño erais siempre mi refugio seguro donde encontrar comprensión
en esa edad tan difícil, y cómo Pili mi mujer, aprendió a quereros antes
incluso que Margarita le diera la “alternativa”.
Y de ti, hermano y padre que puedo decir. Que tienes una gran
capacidad de cariño hacia esa gran mujer que te lleva acompañando en tan tortuoso
camino, que me has demostrado durante toda la vida que eres un gran padre, un
entrañable abuelo y un envidiado hermano y aunque no siempre encuentres las
palabras justas con que decirlo, prevalece y te sale de adentro el amor que
almacenas en tu alma y que derrochas a cada oportunidad. Hasta cuando te
enfadas con razón o sin ella te quiero, por que se que es tu forma de decir las
cosas.
Que Dios que es todo amor y que su madre, la bendita
Inmaculada aquí presente, os bendigan por el ejemplo de amor y cariño que nos
dais a todos. Muchas felicidades.
Que envidia me dais vuestra familia.
ResponderEliminarBesitos