viernes, 29 de marzo de 2013

La verdad histórica de "Caperucita Roja"


Era un lobo de pelaje gris tirando a marrón, le faltaban algunos dientes y muelas debido a la diaria aventura de la comida, y a pesar de algunas gloriosas y rizadas canas, no era viejo ni mucho menos.
Su vida era difícil, pero tenía una forma de decir las cosas y una simpatía que le hacían de lo más popular del bosque, si a bosque nos podemos referir a un entorno de cuatro arboles y a un triste riachuelo contaminado y abyecto que por allí circulaba sin saber nadie de donde procedían esas malolientes aguas fecales.
                                                   


En esas estábamos, cuando de una cercana casita “acosada”, ya que no se podía considerar adosada debido a la cercanía de las paredes entre viviendas, salió una niña que ahora nos entretendremos en describir, pues no todas las visiones de las cosas pertenecen a la opinión general.
Era la época en que vivía un dictador en aquel país, y a esta niña la llamaron la “roja”, porque tenía una multicopista donde hacía panfletos en contra del poder ilegalmente establecido después de una guerra que no fue civil, sino de militares insatisfechos con su subida de escalafón, ya que todos querían ser generales, declarando unilateralmente la guerra a la ciudadanía aborregada, pero la realidad era que apenas quedaban soldados que mandar a la guerra.
                                                  


Fue cuando nuestro simpático lobo se tiró al monte, y mira por donde, vio desde detrás de un arbusto, como “la roja” disimulada tras un pasamontañas, entregaba listas de animales y personas que no eran adictas a las ideas nacionalsindicalistas del régimen establecido por aquel susodicho dictadorzuelo que le había salido, cuan grano en el culo, a aquel triste país.
Quiero hacer un inciso en este momento para manifestar, que como la apócrifa historia ya la conocéis, me entretendré en describir a todos los protagonistas involuntarios de esta leyenda negra contra los lobos, sobre todo la de este bendito que denostáis cuando contáis la historia popularizada por la depredadora dictadura.
                                                     


Bueno, pues la niña después de chivarse a los ignominiosos servicios secretos, fue a casa de su denominada abuela que no era tal, sino que era un picoleto que ni siquiera era del “SEPRONA”, disfrazado de viejecilla y al que habían puesto como cebo para trincar al lobo.
¿Qué pasó en aquella casa cuando llegaron primero nuestro lobito y después la susodicha “Caperucita Roja”?
Nuestro amigo dejó en evidencia al disfrazadísimo picoleto, “la roja” intentó darle dos tiros sin acertarle, y fueron unos patriotas que pasaban por allí, los que creyendo que el lobo estaba atacando a las damas le dieron traicionera y certera muerte.
                                                     


Por último decir que lo que llevaba “caperucita” en su cestita, no eran vituallas, sino panfletos y armas con las que defenderse de los insumisos animales de aquél último bosque de la historia.
No os creáis todo lo que leéis, a veces la realidad supera a la ficción y esta es mi versión, una más, de los hechos. Si queréis os la creéis y si no me da igual.


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