sábado, 16 de abril de 2016

Otra Feria de Abril

A fuerza de parecer lo que soy, un nostálgico, me es imposible no volver a otro tiempo de ferias diferentes, pues aunque las casetas, los caballos, carruajes, y el ambiente en las reuniones animadas de guapas flamencas, bailes, manzanilla, cantes y guitarreo es el mismo de siempre, comprendes, aceptas, que ya este no es tu tiempo, que ahora tu forma de ir a la fiesta, y lo que es más importante, el estar, ha cambiado sustancialmente.
                                                                  


Ahora vas cuando te dicen tus hijos y en función de tus nietos, a los que  buscas la forma más fácil de llegar y de recogerse, para que sus padres que están en tiempo y edad de diversión, hagan lo que tu hacías hace unos años, muchos, aunque te parezca que fue ayer.
                                                                     


Cuando al final de estar sentado en la caseta con tu familia,   puedes abstraerte un rato sin estar pendiente de unos y otros, y con una triste cerveza sin alcohol por delante, rememoras sin querer lo que fueron otras Ferias, lo que te pasaba con otras edades y otros compañeros de diversión.
                                                                     


Te vienen a la memoria los amigos, esos que se fueron sin querer; algunos y cada año más; y otros que por circunstancias de trabajo, enfermedades o de situaciones parecidas a las tuyas no están cerca, y seguro que casi todos los náufragos de esta travesía que es la vida, quedamos con el pensamiento en el mismo lugar donde tú lo tienes en ese momento en que todo era y fue diferente.
                                                                      


Días y horas que tenías y que te faltaban para la diversión, la charla distendida, las palmas y el baile, y por supuesto acompañado de copas, muchas copas y mucho jamón y caldereta, o de las exquisiteces del momento, y sobre todo  alegría. ¡Que no se pierda la alegría! ¡Ole!
                                                                     


Horas pegado al mostrador del bar en la trastienda de la caseta con mi recordado amigo del alma y hermano Fernando, y con mi otro hermano que este año me ha fallado, Pedro. Desde el mediodía a la madrugada, y que terminábamos arrastrado por nuestras esposas e hijos, en los tenderetes de  los gitanos entre chocolate, buñuelos y copitas de Machaco, siempre entre carcajadas por las ocurrencias de unos y otros, sin prisas en la retirada, sin querer acabar con el momento, como si fuera el último de nuestra vida, bebiéndonos el flash del instante quieto.
                                                                      


Y no es que ahora no esté contento con lo que tengo, que es mucho. Con recuerdos y satisfecho.
                                                               
        
Pero ahora, perdonadme las batallitas. Nadie puede robarme mis nostalgias, ni tampoco mis recuerdos.

Feria de Abril de Sevilla, 16 de abril del 2016


No hay comentarios:

Publicar un comentario