miércoles, 7 de noviembre de 2018

Mentiras e iniquidades


Quienes están atentos a los medios de comunicación y los utilizan con asiduidad, saben distinguir perfectamente lo que es una noticia falsa (fake news en inglés) o malintencionada o una verdad a medias, y tienen por costumbre contrastarla con otras fuentes para ver de qué se trata, y si hay algo de verdad en la que leyeron o escucharon primero poniendo en duda su veracidad.
                                                              


Así nos dicen fuentes creíbles, que de un total de 126.000 tuits entre 2016 y 2017 que habían compartido un total de 3 millones de personas, alrededor de 4,5 millones de veces fueron reenviados, sabiendo o sin saber si eran verdaderos o falsos aunque no tenían visos de ser ciertos.
                                                                       


España es el país de Europa donde más proliferan las noticias falsas, y es curioso cómo estas van dirigidas en primer lugar hacia los políticos, siguiéndoles en este penoso ranking las que hablan de nutrición y de remedios milagrosos que curan graves enfermedades.
                                                                   


Hay que ser muy cuidadosos con lo que se lee o ve en google, Facebook, whatsapp, instagran, youtube, twitter o spotify, y por principio poner en entredicho cualquier cosa que nos haga rechinar los dientes.
                                                                   


Quizás como todos ustedes, yo pertenezco a esa extensa comunidad que frecuenta las redes sociales, y os puedo decir que cada vez que leo algo que no me resulta creíble, me lo miro en otros medios de comunicación de los denominados serios, y si constato que efectivamente es falsa la noticia, digo en el correspondiente foro que es falso lo que están divulgando, y alguna vez no sólo no me la han rebatido, sino que me han insultado por denunciarla.
                                                                   


Pero lo que me resulta más curioso, es que personas allegadas por amistad o familia que me mandan a través de whatsapp, facebook o twitter alguna de estas noticias falsas, lo hacen a sabiendas de que son mentiras, por sabotear al gobierno que en ese momento está en el poder o para desprestigiar a personas que no les caen bien o que no son de su tendencia religiosa o política, y todo esto a pesar de que son personas formadas y algunas con profundas creencias religiosas, para las que  la maledicencia o falso testimonio no significa nada ni son pecado  si este va dirigido contra alguien de ideas diferentes a las de ellos, defendiendo no sé bien qué intereses espurios.
                                                                 


Y como siempre, de todo esto los más perjudicados son las personas menos formadas, los niños y los ancianos, que cualquier cosa que leen o ven en televisión son de una verdad irrefutable, por lo que hay que abrirles los ojos a la realidad.
Ya lo dijo alguien sabio: “La verdad os hará libres”.

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