Otra vez 25 de diciembre,
fun, fun, fun. Otra vez ese bombardeo de la televisión con perfumes que te
convierten en un tipo con tabletas, en un hombre guapo y de éxito con coches envidiables,
avión privado y rodeado de mujeres imposibles.
Para ellas, elixires de la
eterna juventud, joyas, hombres jóvenes y ricos a su alcance, y fiestas glamurosas donde eres la mujer fatal
envidiada de todas y todos.
Si preguntásemos en la calle
por el espíritu de la Navidad y si alguien te obsequiara levantando la mirada del móvil, se quedaría tal vez pensativo pensando
qué le preguntas y cuál será la respuesta acertada, sin pensar que la respuesta
es fácil y la tienes dentro de ti.
Mientras, las calles y
comercios engalanados que te reclaman a voces para que sonrías, te sientas bien
y con ganas de comprar y divertirte, te lo exigen imperativamente; irte de comidas y copas con
esos amigos tan divertidos que tienes para cuando de fiesta se trata, pero que
siempre estarán ocupados cuando les llamas porque los necesitas de verdad.
Por todas partes donde
mires, “vuelve, vuelve a casa por Navidad con el…”, “la suerte está en
compartir…”, “grandes descuentos si compras antes del 31 de diciembre”, etc…etc…etc…
Pocas personas miraran a su
alrededor con ojos críticos y verán las carencias de esa pobre gente que cada
día duerme al raso en un banco, dentro de algún cajero o en un portal que
alguien se olvidó de cerrar con llave para que no entren indeseables y le den
un susto.
Pocos serán los que se
acuerden de esa pobre gente que huye de sus países en guerra o de hambrunas y que mueren ahogadas en el mar,
o esas otras ¡SOLAS! en hospitales, residencias de ancianos o campos de algún
país que no los acoge, porque no queda
bonito recordar cosas malas en este tiempo de alegría; sólo las ONG se atreven
a publicitarse por ver si a alguien le sobra alguna migaja para dar de comer a
un pequeño africano durante una semana, o para que sin levantar la mirada del móvil,
dones 1,20 € para vacunar a un pobre niño depauperado y terminal.
Sí. Por desgracia ese es el
ambiente que nos rodea.
Pero por si alguien me lee y
quiere enterarse, saber que se conmemora el nacimiento de Dios hecho hombre, en
forma y manera no de risas desbordas y estipendios, sino que nació en un
establo porque nadie le abrió sus puertas; pobre, con frío y acompañado sólo de
animales y de sus padres, aunque después aparecieran más gente humilde para
ayudar en el trance.
Y sí La respuesta al espíritu de la Navidad está
dentro de nosotros.
¡Feliz Navidad a todas la
personas de buena voluntad!
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