Tenía que desplazarme a Sevilla
para hacer algunas gestiones personales, por lo que me fui a coger el autobús
que me llevaba a mi destino en poco más de media hora, pues temo coger el coche
para acceder al centro de la capital, y de camino contamino menos.
Me gusta mirar el paisaje
mientras viajo, la lluvia caer en días de tormenta, y contemplar a las personas
y los edificios en días soleados.
Y sin embargo observé, cómo
la gente que viajaba conmigo iba silenciosa, algún buenos días y algún saludo
personal, y poco más; alguno dormido y los demás mirando el móvil o con los
auriculares escuchando música o yo que sé; una alegría para los sentidos aquel
panorama de zombis pendientes de una máquina.
Ya fuera de la estación de
autobuses, me fui fijando en la gente con que me cruzaba. La mayoría colgados
de la infernal maquinita sin levantar la mirada, todos a lo suyo. Pocas
conversaciones en esta abducida sociedad en la que nos estamos convirtiendo y
eso que aún la famosa Inteligencia Artificial está dando sus primeros pasos.
¿En qué nos convertiremos, qué
pasará de seguir así?
Paré a desayunar en la
cafetería de un amigo, y allí por lo menos, se escuchaban a camareros y clientes
pedir las tostadas y las infusiones y cafés, pero aparte de esto, el mismo
panorama. Incluso sentados en una mesa los que parecían cuatro compañeros de
trabajo, cada uno sin apartar la vista de sus teléfonos. Seguro que alguno ni
sabía lo que comía, si era lo que había pedido o lo del compañero de mesa.
Hice los asuntos que tenía
que hacer, y al salir del banco fijándome nuevamente en las gentes con que me
cruzaba, una dama de mediana edad me miró con una insipiente sonrisa en los
labios, a lo que yo le respondí con otra. Me había alegrado el día. Por fin
había conseguido intercambiar una mirada con una congénere que miraba igual que
yo, que tenía los ojos levantados para ver a su alrededor, para darse cuenta
que vivía, y de que este día que se nos regalaba merecía la pena.
No tengo demasiadas
esperanzas de que esto cambie, y no sé que habría que hacer para que las
personas se sintieran vivas sin tener que estar todo el día manoteando una
máquina.
Si amigos. Hay vida más allá
del móvil.
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