miércoles, 24 de julio de 2013

Los oscuros

Se habían mudado a la Urbanización hacía ya seis o siete años, y desde el principio habían sido gente problemática aquellos dos hermanos cincuentones y divorciados, que vivían solos con su madre ya de cierta edad. Uno siempre estaba parado y borracho, y el otro trabajaba en una empresa de limpieza de edificios y locales.
                                                    


Los problemas empezaron cuando abrieron ventanas a la piscina, que estaban prohibidas, para a continuación empezar a quejarse de que los niños daban con los balones en sus paredes, que hacían mucho ruido, que le molestaban las farolas y un sinfín de cosas que los vecinos ya ni escuchaban, a pesar de que no paraban de poner denuncias contra todo y todos en el ayuntamiento del pueblo.
Se habían peleado con todo el mundo y ya casi nadie les hablaba. Les pusieron de mote “los oscuros”, ya que su casa siempre estaba apagada, incluso la farola de la calle que daba a su jardín la habían pintado de negro, con lo que aquella casa parecía de película de terror.
                                                    


Además  últimamente no se veía a la madre, que hasta entonces salía casi siempre muy de mañana para con el pretexto de comprar el periódico, tomarse dos o tres copas de aguardiente, por lo que los vecinos empezaron a murmurar ante la ausencia de aquella mujer.
Una madrugada del crudo invierno de aquel año, se escucharon gritos y peticiones de socorro provenientes de aquella casa maldita, de forma que cuando la gente se asomó a las puertas y ventanas, vieron con estupor que la casa ardía y que algunas llamas empezaban a salir por una de las ventanas superiores.
Los bomberos llegaron para apagar el fuego, pero aunque los hermanos estaban a salvo, de la madre no había ni rastro después de apagarse aquello, por lo que buscando entre los escombros aún humeantes, descubrieron el cadáver de la vieja que al parecer se había escondido en un gran congelador que estaba en una de las habitaciones.
                                                      


Ni que decir tiene que intervino el juez y la policía para esclarecer los hechos.
En la investigación llevada a cabo por la policía científica, se descubrió que aquella mujer llevaba muerta y congelada más de año y medio, pero que los hijos la ocultaron en el congelador para seguir cobrando la pensión materna.
                                                      


También se descubrió que los hermanos habían hecho un seguro de varios millones de euros por sus vidas y por la casa, pero lo que los llevó a la cárcel definitivamente, fue que el incendio fue provocado por ellos mismos, al objeto de cobrar la póliza y ocultar el fraude del cobro de las pagas mediante la muerte definitiva de la vieja, la cual tampoco había muerto de causa natural.


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