Se habían mudado a la
Urbanización hacía ya seis o siete años, y desde el principio habían sido gente
problemática aquellos dos hermanos cincuentones y divorciados, que vivían solos
con su madre ya de cierta edad. Uno siempre estaba parado y borracho, y el otro
trabajaba en una empresa de limpieza de edificios y locales.
Los problemas empezaron
cuando abrieron ventanas a la piscina, que estaban prohibidas, para a
continuación empezar a quejarse de que los niños daban con los balones en sus
paredes, que hacían mucho ruido, que le molestaban las farolas y un sinfín de
cosas que los vecinos ya ni escuchaban, a pesar de que no paraban de poner
denuncias contra todo y todos en el ayuntamiento del pueblo.
Se habían peleado con todo
el mundo y ya casi nadie les hablaba. Les pusieron de mote “los oscuros”, ya
que su casa siempre estaba apagada, incluso la farola de la calle que daba a su
jardín la habían pintado de negro, con lo que aquella casa parecía de película
de terror.
Además últimamente no se veía a la madre, que hasta
entonces salía casi siempre muy de mañana para con el pretexto de comprar el
periódico, tomarse dos o tres copas de aguardiente, por lo que los vecinos
empezaron a murmurar ante la ausencia de aquella mujer.
Una madrugada del crudo
invierno de aquel año, se escucharon gritos y peticiones de socorro provenientes
de aquella casa maldita, de forma que cuando la gente se asomó a las puertas y
ventanas, vieron con estupor que la casa ardía y que algunas llamas empezaban a
salir por una de las ventanas superiores.
Los bomberos llegaron para
apagar el fuego, pero aunque los hermanos estaban a salvo, de la madre no había
ni rastro después de apagarse aquello, por lo que buscando entre los escombros aún
humeantes, descubrieron el cadáver de la vieja que al parecer se había
escondido en un gran congelador que estaba en una de las habitaciones.
Ni que decir tiene que
intervino el juez y la policía para esclarecer los hechos.
En la investigación llevada
a cabo por la policía científica, se descubrió que aquella mujer llevaba muerta
y congelada más de año y medio, pero que los hijos la ocultaron en el congelador
para seguir cobrando la pensión materna.
También se descubrió que los
hermanos habían hecho un seguro de varios millones de euros por sus vidas y por
la casa, pero lo que los llevó a la cárcel definitivamente, fue que el incendio
fue provocado por ellos mismos, al objeto de cobrar la póliza y ocultar el
fraude del cobro de las pagas mediante la muerte definitiva de la vieja, la
cual tampoco había muerto de causa natural.
uf....me suena a alguien y no caigo.....maravilloso
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