sábado, 26 de octubre de 2013

La duda

Llevaban toda la vida juntos y tenían prácticamente la misma edad, ya que sus respectivos padres eran amigos y casi hermanos de siempre y los niños nacieron con pocas semanas de diferencia. Ella Patricia, él Tomás.
Iban al mismo colegio y crecieron juntos para todo, pues se consideraban pareja desde muy pequeños y era raro ver al uno sin el otro, y ni que decir tiene, que ambos tenían los mismos amigos, e incluso en las vacaciones de sus respectivos padres solían llevarlos juntos.
                                                   


Pero he aquí, que al padre de Patricia lo trasladan a Barcelona y se separan a punto ya de entrar en la Universidad, con el consiguiente disgusto de la pareja, que casi por primera vez en la vida se distancian por mucho tiempo, ya que aunque hablan y chatean por internet casi todos los días, no es lo mismo.
Tomás ya está en tercero de Derecho y Patricia en segundo de Ingeniería, y aunque la amistad no se haya perdido, los asuntos particulares y la distancia hacen que cada vez la relación sea más fría, hasta que un día Patricia le dice a su amigo que se viene durante tres meses a Sevilla para un curso, y ni que decir tiene que se alojará en su casa.
                                                   


El reencuentro fue como si de verdad nunca hubiesen estado separados, pues retomaron su vida como una auténtica pareja de enamorados que no se separaban ni para dormir, puesto que eran ya adultos y debían de saber lo que hacían.
Tomás siempre usaba preservativo cuando hacían el amor que era casi cada noche, por eso le extrañó tanto el anuncio de que ella estaba embarazada.
Ante las dudas de él que le había pedido que se hicieran una prueba de ADN, la relación se enfrió y ella volvió a la ciudad Condal antes de acabar el curso.
A pesar de la presión de sus respectivos padres la relación de ambos casi dejó de existir, él sólo la llamó cuando ella había tenido el niño, pero Patri no había querido coger el móvil.
Y pasaron más de tres años cuando Tomás cada día se acordaba de ella, y tenía más y más dudas. ¿Y si el niño fuera suyo?
En las vacaciones de Semana Santa decidió ir de incógnito a conocer al niño de Patri, preguntándose quién sería el padre, ya que ella a nadie le dijo nunca nada sobre el asunto.
                                                  


Estuvo todo el día vigilando la casa donde sabía que vivían hasta que la vio salir con el niño, siguiéndolos hasta un parque cercano, donde se escondió detrás de un kiosco para observar a la pareja sin ser visto.
El niño jugaba con la pelota mientras su madre leía en un banco y al salir el crío detrás del esférico fue Tomás quien lo paró y se lo dio, cogiendo a continuación al niño de la mano e ir hacia donde estaba la madre.
Se besaron como si nada hubiese ocurrido, y a borbotones fueron hablando de sus cosas quitándose las palabras de la boca, pues ¡tenían que contarse tantas cosas!
Fueron a merendar los tres a una cafetería cercana como si de una familia normal se tratara, y fue en la cena por la noche ya el niño dormido y con los abuelos, cuando Tomás le pidió a Patricia que se casaran cuanto antes.

Ahora tienen cuatro hijos, y aunque han pasado los años da envidia ver como se quieren.

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