Después de tantas
revoluciones, guerras, cataclismos, luchas por el poder, y todas las tentativas
que se quieran para conseguir uniformar un poco, por lo menos, la economía del
ciudadano medio mundial, ¿Qué hemos conseguido? NADA: Todo a peor.
Un ciudadano de Qatar, el
país más rico del mundo, gana 275 veces más que un ciudadano medio de La
República Democrática del Congo, el país más pobre de la tierra.
El salario medio de Estados Unidos, el país de mejor salario del
mundo, es de 56.000 $ anuales, mientras tenemos el contrasentido de un país
rico en petróleo y materias primas, Venezuela, el país de peor salario, 44 €
mes, que no llega ni para 12 quilos de pollo, peor incluso que Bangladesh, 50 €,
o Ghana 37 €, o Nepal 69 €.
Los países ricos, “El
Imperio”, tienen cogida la sartén por el mango, ya que son las bolsas de estos países
y sus grandes corporaciones las que marcan el precio de las materias primas, y
lo que es más grave, el precio mundial de los alimentos. Además utilizamos las regiones
pobres como basurero, después de esquilmarlos de sus materias primas necesarias
en el primer mundo, como el coltán de sangre del Congo. (Sí. Eso es lo que
tienes en tu móvil de última generación). Países con una débil legislación en
materia de residuos y contaminación, donde llegan miles de millones de
toneladas de desechos altamente contaminantes para la vida y seguridad de esas
personas.
¿Agua?
Entre el 50 y 80% de los
desechos tecnológicos altamente contaminantes, de Estados Unidos, Japón y Unión
Europea, se transporta a vertederos de China, Nigeria, India, Pakistán. Hay una
ciudad china, Guiya, transformada en el mayor basurero tecnológico del planeta.
Me contaba un amigo de viaje
por Delhi (India), como en una fábrica que hacía ropa de moda para Inditex, por
la camisa que él había pagado en España 40 €, en esta factoría les salía por
3,50 €, y era más que el salario de un día de un trabajador después de doce o
quince horas de jornada laboral.
Estas condiciones endémicas
de pobreza y explotación hacen, que aunque haya o no haya guerras, las pobres
gentes de estos países estén deseando cambiar su residencia a sitios donde
mejorar su vida y la de sus hijos, ¿Es extraño esto?
Pues bien, en donde estamos
inmerso geográficamente, la Unión Europea, quieren hacer con los migrantes de países
en guerra o inmersos en hambrunas históricas, sin trabajo o súper explotados en
el poco que hay, lo mismo que con los residuos, tirarlos a las cloacas del
mundo; del mundo de los desgraciados. ¿Cuánto cuesta? 6.000 millones de euros,
pues bien; se coge un país limítrofe de estos que usamos para reciclar,
Turquía, y se les da el dinero para que no nos molesten en esta Europa de los egoísmos,
no vaya a ser que nos quiten lo que nos sobra.
Sin palabras
Los queremos fuera de aquí pero
cerca, para sacarlos de esa inmunda bolsa según los necesitemos. Ya los iremos
admitiendo en función de los intereses de mano de obra barata que las grandes
fábricas multinacionales demanden, o a la vez que vaya decreciendo la población
activa en nuestros países por falta de nacimientos. Los pobres tienen más
hijos, por lo que nunca nos faltará quien quiera venir a trabajar por comerse
nuestras sobras. Esa es la misión de los desheredados de la tierra. Si les damos una manta y de comer ¿Qué más
quieren?
Junto a tu playa
En este Viernes Santo, donde
conmemoramos la pasión y muerte del Dios hecho hombre de los cristianos,
parémonos cinco minutos a pensar en lo dicho.
Grano a grano de arena se
forma un desierto, un rascacielos de cemento, o una playa paradisiaca. Tú verás
donde quieres poner tu granito.
En Sevilla, Viernes Santo,
25 de marzo del 2016
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