jueves, 7 de diciembre de 2017

¿Planeta azul?

Un día, te levantas  muy de mañana, amaneciendo, y entre que las noticias de los diarios son malas, trágicas diría yo, y que el día se presenta frío y nublado,  miras a tu alrededor, arriba y abajo, y te da por pensar en cosas.
                                                                


Que el mundo anda mal, ya lo sabemos, pero es que aparte de que  los políticos, economistas, funcionarios, vecinos y gentes en general seamos indolentes a lo que sucede ante nuestros ojos con la patria Tierra, actuamos o mejor dicho, no reaccionamos ante la evidencia de que lo estamos destrozando a sabiendas de que no tenemos repuesto que darles a nuestros descendientes. “Después de mi el diluvio”, dirán algunos, como esos negacionistas marcados por inconfesables intereses espurios.
                                                                     


El sol cada vez nos hace más daño por el agujero en la capa de ozono, llueve de forma catastrófica después de meses de sequía arrasando bienes, animales, y personas, la tierra arde cada año en miles de hectáreas, la deforestación en la Amazonía, el pulmón del mundo, ya es palpable mirando desde las alturas, en los océanos y mares se detectan grandes masas de plásticos y porquerías algunas ingeridas por los peces que comemos, la boina contaminante en las grandes ciudades hace que respiremos de todo menos aire puro, cada día desaparecen especies de animales y flora que existían no hace mucho. ¿Sigo repasando las catástrofes con que nos desayunamos cada mañana en los noticiarios?
                                                                      


Seguro que ante todo esto se puede luchar, cada uno puede poner su granito de arena, pero ¿lo hacemos o tendremos ganas de hacerlo?
                                                                     




En principio habría que tener conciencia de que todo esto está sucediendo y que hay que predicar con el ejemplo, educando a nuestros hijos, amigos y vecinos  en lo que hay que hacer para evitar la degradación que nos rodea, y empezar por los pequeños gestos, que son importantes.
                                                                         

  
No tirar porquerías al suelo, gastar en nuestros quehaceres el agua precisa aunque podamos pagarla, reciclar nuestros desechos y reutilizar lo que se pueda, coger el coche lo imprescindible utilizando los servicios públicos, consumir de las fuentes de energía de forma racional, y a partir de ahí, quien se crea con más ganas y fuerzas, acudir y plantearse mayores metas que no tienen por qué ser heroicas; lo que sea y hasta donde podamos llegar.
                                                                       
 

Y yo me pregunto ¿Es tan difícil cambiar nuestros hábitos cotidianos sabiendo que hacemos lo correcto?

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