Un día, te levantas muy de mañana, amaneciendo, y entre que las
noticias de los diarios son malas, trágicas diría yo, y que el día se presenta
frío y nublado, miras a tu alrededor,
arriba y abajo, y te da por pensar en cosas.
Que el mundo anda mal, ya lo
sabemos, pero es que aparte de que los políticos,
economistas, funcionarios, vecinos y gentes en general seamos indolentes a lo
que sucede ante nuestros ojos con la patria Tierra, actuamos o mejor dicho, no
reaccionamos ante la evidencia de que lo estamos destrozando a sabiendas de que
no tenemos repuesto que darles a nuestros descendientes. “Después de mi el diluvio”,
dirán algunos, como esos negacionistas marcados por inconfesables intereses
espurios.
El sol cada vez nos hace más
daño por el agujero en la capa de ozono, llueve de forma catastrófica después
de meses de sequía arrasando bienes, animales, y personas, la tierra arde cada
año en miles de hectáreas, la deforestación en la Amazonía, el pulmón del
mundo, ya es palpable mirando desde las alturas, en los océanos y mares se
detectan grandes masas de plásticos y porquerías algunas ingeridas por los
peces que comemos, la boina contaminante en las grandes ciudades hace que
respiremos de todo menos aire puro, cada día desaparecen especies de animales y
flora que existían no hace mucho. ¿Sigo repasando las catástrofes con que nos
desayunamos cada mañana en los noticiarios?
Seguro que ante todo esto se
puede luchar, cada uno puede poner su granito de arena, pero ¿lo hacemos o
tendremos ganas de hacerlo?
En principio habría que
tener conciencia de que todo esto está sucediendo y que hay que predicar con el
ejemplo, educando a nuestros hijos, amigos y vecinos en lo que hay que hacer para evitar la
degradación que nos rodea, y empezar por los pequeños gestos, que son
importantes.
No tirar porquerías al
suelo, gastar en nuestros quehaceres el agua precisa aunque podamos pagarla,
reciclar nuestros desechos y reutilizar lo que se pueda, coger el coche lo
imprescindible utilizando los servicios públicos, consumir de las fuentes de
energía de forma racional, y a partir de ahí, quien se crea con más ganas y
fuerzas, acudir y plantearse mayores metas que no tienen por qué ser heroicas;
lo que sea y hasta donde podamos llegar.
Y yo me pregunto ¿Es tan
difícil cambiar nuestros hábitos cotidianos sabiendo que hacemos lo correcto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario