Intoxicado
de silencios obligados,
Añoranza
de escuálidas palabras,
Encerrado
en mis estériles adentros
Donde
sólo la respiración sonaba.
El oído
pegado a la almohada,
Contando
tic-tacs del reloj cercano.
Lamentos
de un repicar lejano
Confundido
con lo que el corazón gritaba.
Deseoso
de algún murmullo,
De alguna
exclamación extemporánea,
Del llanto
de algún recién venido,
De
ternuras de almas encontradas.
Tanta
quietud duele en los sentidos
Tanto
aislamiento lastima toda el alma.
¿Es
esto soledad?
Pregunto
ensimismadamente atento:
Nadie
dice, nadie me responde, nadie oye.
Estoy
solo, solo, solo…solo.
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